Tercer cuento al que le pude dar un final :D


Pequeña carta de un asesino

Hola mi querido lector, antes que nada y antes de tododebo de aclarar algunas cosas de los diarios. Déjenme decirles que no deben creer todo lo que leen en esas paginas de papel barato, pues la mayor parte de esas letras se hilan sobre un tejido vil y codicioso cuyo fin es meramente comercial. Ellos han escrito muchas historias sobre mí, fui la comidilla de todos esos periodistas carroñeros que no han hecho más que perturbar la poca tranquilidad que le quedaba a mi familia.
No perdere tiempo, ni espacio en estas paginas, desmintiendo las patrañas que he tenido que soportar. A todos les diré: ''La naturaleza del hombre es cruel'' y que nadie me lo niegue.

Tú que me lees tal vez no entiendas mi punto de vista, solo el que ha saciado ese deseo lo entendería, o el que lo sentido alguna vez, puede que en usted halle esa persona de la que me refiero, puede que me entienda y me acompañe en esa sensación de vacío e insatisfacción que debía soportar cada día de du vida.
Hasta ya debe sentirse en cierto modo atraído a la idea, o tal vez no es la primera vez que ha tenido esta idea, y desde el primer momento el titulo de mi escrito ha capturado su interés, sino porque leería los escritos de alguien como yo, que según la los doctores soy un psicópata, según la policía un maldito enfermo, y según mi mujer...bueno no he hablado jamás con ella de asunto algo me dice que evita venir a prisión a verme, como verán todo el mundo tiene aproximadamente la misma idea de mi, pero usted lector, salto la primera barrera del prejuicio, permitiéndome que me adentre en su lectura, me pregunto qué es lo que en un principio lo atrajo a leerme, ¿Que fibras en el fondo de su ser tocaran mis palabras? Puedo leer tus pensamientos ocultos, tú me lees pero yo también puedo leerte, tal ves pueda satisfacer su curiosidad, ese pequeño animal que alberga dentro suyo, a la (pero tal vez al terminar de leerme, yo no haya podido saciar su curiosidad), tal ves esperaba mas de mi, (soy un homicida en serie no un escritor consagrado) puede que su sed de morbo no haya sido apaciguada, y vaya por mas, tal vez una noche no alcance con leerme y necesite imaginar y más tarde entregado a sus fantasías que con el tiempo se han hecho cada vez más necesarias y más viles, en su aparentemente solitaria cama con luz de luna, no alcance con soñar, y desee desde los más sombrío y perverso de su ser, sentir ese cuerpo tibio que se enfría
por mano propia que tantas veces en su mente han tomado forma casi real pero nunca concretada, tal vez se levante suavemente tratando de no despertar a su esposa, busque sus anteojos en la penumbra y habrá su armario lentamente tratando de no hacerlo rechinar porque la puerta de la izquierda siempre lo hace, con el
corazón golpeándole los oídos, mirándola siempre, con el miedo de que habrá sus ojos, (encuentre) busque su ropa de calle y una vez vestido entre a la habitación de sus hijos para asegurarse de que duermen tranquilamente, y en puntas de pie salga de casa con su gabán. Esa noche estará helando pero estará demasiado nervioso como para reparar en ello, yendo por las callejuelas más oscuras, aun no sabe como lo hará, pero por las dudas a tomado el cuchillo grande del cajón de en medio de la cocina, el más filoso de la casa, el que usa su esposa para trozar el pollo.
Muchas cosas tiene en contra: su inexperiencia, su posible remordimiento, aun está del todo decidido, y la peor de todas: que no logre su cometido o que lo atrapen, pero contamos con algunas cosas de nuestra parte, nuestro incognito y lo mejor y más gratificante: el factor sorpresa.
Mientras caminas buscando a tu presa te preguntas ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Razones? es suficiente razón el placer por la experimentación, tras una vida de mediocridad e insatisfacción, atrapado en una rutina que se empeña en achacarnos y matar nuestros sueños
de realizarnos. Tel ves no haya razón en concreto y tan solo soy la suma de experiencias y recuerdos que han resultado en esto.
Pues bien está nervioso pero con una vitalidad que no había sentido en años, ahora tenía un propósito, una meta, que lo llenaba de fuerza.
Apenas sentía el viento helado que mordida su cara y sus manos, estaba a la caza pero también algo
desorientado, caminaba por una de las paralelas a su casa, que pronto lo desemboco en el parque, era muy arbolado y la luz de las calles se colaba difícilmente por entre las copas de los arboles, habías encontrado un muy buen lugar para obrar, buscaste un banco apropiado en el que no estuviera demasiado iluminado y mirando hacia las paradas de colectivo que había.
Perdiste la noción del tiempo, viendo a las personas subir y bajar de aquellos colectivos, siempre buscando, sin apartar tu mirada, pero unos ladridos y los llamados de una mujer te distrajeron, el perro corría con la locura propia de un cachorro en pleno juego, pero no notaste que corría hacia ti, apenas tuviste tiempo de atajarte y evitar que te oliera vergonzosamente la entrepierna, cuando la viste a ella, ¡Por dios! ¡Qué mujer, hermosa!
¡Insignificante! Era perfecta, con cabellos largos y
negros y unos ojos que pedían terror, apenas pudiste ocultar tu fascinación. El común de la gente piensa que un víctima es elegida al azar, como si no tuviera importancia el sujeto en sí, y si la obra, les diré que es un error, jamás puede existir una buena obra, sin los actores adecuados, es preciso encontrar a quien sea capaz de interpretar su papel a la perfección y eso mi querido lector no sucede con frecuencia. Pues bien, en el lugar menos pensado, el cordero camino hacia el lobo, con inocente paso se dirigió hacia mí y se disculpo por su perro, pero tú le dijiste que no era nada y lo acariciaste, tuviste que hacer un gran esfuerzo para disimular con lo que tanto odiabas a los perros.
Entablaron una charla ella dijo que se llamaba Amanda y tu inventaste un nombre en el momento, hablaron largo rato, ella te conto de lo que trabajaba, y que todas las noches traía a su perro allí masomenos siempre a la misma hora, tú te inventaste una vida nueva, tal vez con la que siempre soñaste. No podías evitar estar nervioso
el estomago no dejaba de retorcerse, y te sudaban las manos. Su charla te atraía pero a la vez era de lo mas mediocre. No escuchabas lo que te decía pero si su vos, imaginando como sonaría cuando gritara piedad, y pensando como olería su piel cuando estuviera cubierta de sangre, era como amor a primera vista, y al parecer
lo noto ella también, pero interpretándolo d modo
inocente y así comenzó a coquetear contigo, hasta llegar a la incomoda situación de que ella tenga su mano sobre mi rodilla, ante aquel imprevisto la situación se me fue de control, eso no estaba en los planes, ni en las elucubraciones de mi mente enferma, donde yo debía manejarlo todo.
No pude sostener mas la situación, mire a mi alrededor, y vi que el parque estaba vacío, apenas iluminaba la luna, el momento se presento. La rodee con mi brazo y la besé, al tiempo que sacaba mi cuchillo del abrigo. La tome de los cabellos, la tumbe al suelo, me le tire encima inmovilizándola y la tape la boca, quería ver su
expresión cuando viera el cuchillo, el miedo en sus ojos, cuando suplicase por su vida. Pero el maldito perro hacia demasiado ruido con sus ladridos en un vano intento de proteger a su dueña. Con todo el odio que albergaba por los de su raza, tracé un gancho y lo apuñale en un costado del abdomen, yaciendo en el suelo lo volví apuñalar hasta que dejo de moverse. En cierto modo fue divertido, pues me pude desquitar.
Solucionado el tema del perro, tuve todo el tiempo que quise para disfrutar con Amanda. No les contare en detalle lo sucedido, los periódicos se han encargado de ello, ya no me queda margen para acotar cosa alguna.
Pero déjenme decirles que ellos nunca podrán escribir sobre el canto de sus gritos ahogados, la belleza de su rostro mostrando el intenso terror reflejados en sus ojos bañados en lagrimas, y la expresión de sorpresa cuando el frio metal penetro en su carne una y otra vez, ni la adrenalina que sentí cuando intento morder la mano que
la callaba. Ni cuando saboree la lividez de su piel ya muerta y escuche el ultimo latido de su corazón detenerse, ni la sensación plenitud y la calma luego del éxtasis eufórico que me provoco aquel sublime acto.
No lo intente si no es capaz, se arrepentirá toda la vida y tal vez acabe con la suya simplemente hay gente que nació para esto y gente que no. No todo el mundo es capaz de hacer tal acto de crueldad contra la vida. No todo el mundo esta preparado para ver su cuerpo agitado luchando por sobrevivir mientras tú le extingues la vida por deleite. El
resto de la historia la podrán leer en los diarios.