Infame la mujer que se
descuelga de tu cuerpo
alegre, que
se ruboriza con tus mas
profusas frases almidonadas,

Aquella que se empapela
y maquilla los confines
de su histeria femenina
para salir contigo al
baile de viernes noche,

La que sin censura
inmuta sus labios
desmantelados cerca de los
tuyos
y gime peripecias de
algodón azulado.

Esa ermitaña cancionera
que paseaba entre tus
brazos sudorosos como
una letra en un mar de
hormigas recalcitrantes,

Que se secaba entre
los llantos armoniosos de tu
mirada lineal a un paraíso
aureolado de pechos
ardientes.

Una mujer que quería ser la
primera letra de tu nombre,
la mas bella de todas las
melodías de tu voz.