(Ahora bien, Yola Polastry era vieja, avanzada en años, siempre evocaba aquellos momentos de su carrera televisiva que la llevaron al estrellato, que la llevaron a convertirse en un ícono de los programas infantiles peruanos. En fin, la llevaron a hacerse famosa. Un día llamó a sus cuatro nietos para contarles una linda historia).
Yola: ¿Quieren oirla, burbujitas?
Todos: ¡Sí!
Yola: Bien, aquí voy: Un día, hace ya muchos años, era yo animadora de un programa en América Televisión, cuando se me presentó una oportunidad para trabajar en Hollywood. Yo tuve que pensarlo mucho, ya que no quería abandonar mi Perú, pero iba a ganar muchos millones de dólares y el reconocimiento internacional. Por eso acepté la oferta, puesto que también sé hablar inglés...
Ticho: ¿Sabes hablar inglés, abuelita?
Yola: Sí, Ticho. Cuando llegué a Hollywood, en esa época era un paraíso: calles repletas de estudios, hombres que pasean con mujeres en autos lujosos, chalets enormes y de vivos colores, ¡Ay, que lindo! Me llevaron al estudio de la Paramount Pictures, donde conocí al director, quien me dio un fructuoso papel en su nueva película llamada "La Reina del País de Nunca Jamás". Yo era la reina...
Memo: ¡La reina de los niños! ¡Con razón eres tan amable y cariñosa!
Yola: Lo mismo me decía Dido, un niño que conocí hace años y que vivió conmigo hasta que se hizo hombre y se casó, al igual que los otros niños. ¡Qué mal agradecidos son al no venir a visitarme nunca! Bien, en qué estábamos... ¡Ah, sí! En esa película yo hacía el papel que ya les mencioné. Pronto siguieron más películas como "La Vía Láctea", "Alicia en el País de las Maravillas" y "La Dulce Ama de Llaves".
Memo: ¡Qué buena vida llevabas, abuelita! ¿Por qué no te quedaste por allá?
Pili: ¿Sí, por qué?
Tina: ¡Podrías haber sido la gran estrella de Hollywood!
Ticho: Nosotros habríamos seguido tu ejemplo, abuelita...
Yola: Ustedes creen que es fácil subsistir allá, burbujitas, pero tanto éxito conlleva demasiadas responsabilidades, como los romances esporádicos, la gran cantidad de autógrafos que debía yo firmar, tuve que huir de muchos directores que querían acostarse conmigo. Pero algo ocurrió: un día estaba yo terminando las grabaciones de "La Dulce Ama de Llaves" cuando ocurrió un suceso que marcó el fin de mi carrera en Hollywood. Me puse a revisar unas planillas que había en la mesa administrativa, y en ellas vi algo impactante: La reducción del 80% de los salarios, este 80% sería destinado a remodelación del estudio. Como había por ahí cerca una fotocopiadora, hice una copia de la planilla y se la mostré a todos los actores, camarógrafos y otros trabajadores, los que se aliaron conmigo. Al día siguiente nos tomamos el estudio y reclamábamos a la plana mayor de Paramount Pictures, protestábamos por las injusticias que se estaban cometiendo, ese jefe que se hacía el misio para no pagarnos justamente, debía ser destituido. Pero resultó que uno de los directivos dijo al jefe que yo, Yola Polastry, había entrado al despacho del jefe a escondidas. Por eso ese jefe realizó despidos en masa. Yo fui la primera despedida del grupo.
Tina: ¿No te dio pena, abuelita?
Yola: No, porque los dos años que viví en Hollywood logré darme cuenta que la verdadera felicidad sólo podria encontrarla en Perú, mi país. En el Perú viví los días más felices de mi vida, es por eso que volví a mi Perú, América Televisión me volvió a aceptar y me devolvío mi programa "Hola Yola", donde pude sentirme cómoda, no como en los Estados Unidos, donde la gente es descariñada, díscola y muy manipuladora. Por eso les sugiero que no intenten buscar el éxito en los Estados Unidos, si no quieren que se repita la historia. ¿Están de acuerdo, burbujitas?
Todos: ¡Sí, abuelita!
Ticho: ¡No me muevo de aquí ni pagado!
Pili: ¡El Perú es mucho mejor!
Memo: ¡Es un país muy loco!
Tina: Es una pena, abuelita. Que nadie intente buscar el éxito en otros países.
Yola: Bien, burbujitas, esa es la lección. Espero que sepan aprovecharla bien. Vamos a dormir, porque mañana será otro día, para vivirlo plenamente. ¡Buenas noches, burbujitas!
Todos: ¡Buenas noches, abuelita Yola!