La fogata.

A quién no le gusta una fogata al anochecer, durante un paseo a la orilla de la playa, en la orilla de un lago, en el campo o en la montaña.
Te da calor y se disfrutan las conversaciones a su alrededor.
La fogata si se le mira tiene un atractivo hipnótico,
Son sus llamas que ascienden en medio del crepitar de maderos que se queman.
Los viejos del campo dicen, que los árboles al quemarse sueltan el sol que tienen acumulado.
Cuando lo escuché por primera vez me pareció una barbaridad, pero luego de un rato de mirar la fogata, sentir su calor, ver sus llamas y la iluminación que produce, no me pareció tan mala la explicación.
¡Cuántos amores han comenzado alrededor de una fogata!
¡Quizás el suyo comenzó así y tiene un bonito recuerdo!

Tursol