Ese día Antonio caminaba lentamente por la ciudad. Nada ni nadie le apuraba. Quería sentir, vivir, saborear su caminata diaria desde el trabajo hasta su pequeño departamento en avenida Portugal.

Por fin había llegado Septiembre trayendo consigo las flores brotando por doquier. Las nubes del frío invierno se retiraron como el invitado que se da cuenta que sobra en la fiesta.

La Alameda se extendía ante sus ojos como una carpeta dorada llamándolo a caminar por ella como un rey, como un conquistador, como un ser superior.

La Iglesia San Francisco se interponía en su camino, mas no era un estorbo, por el contrario era un imán que lo jalaba con fuerza hacia ella.

Siempre le había gustado entrar a esa vieja iglesia a descansar. No era muy religioso, pero le agradaban las iglesias, le daban paz.

Ese día no fue la excepción. Empujó la pesada y añosa puerta con su característico chirrido, dando lugar a ese espacio lleno de misterios e historias acumuladas por años y años.
Antonio se sentó en una de las bancas de madera como reverenciando lo que estaba frente a él. Esas murallas de piedras antiguas y oscuras, pintadas un millón de veces por los restos de velas le daban la bienvenida.

Era el momento de callar y cerrar sus ojos, solo un momento para aquietar su alma.

Súbitamente los sonidos de automoviles y micros se acallaron. Fueron reemplazados por ruidos de caballos y carrozas. No lo podía creer. ¡Que está pasando aqui!

Abrió los ojos y la iglesia estaba repleta de gente con atuendos muy antiguos.
Hombres con altos sombreros contastaban con los voluminosos vestidos de las mujeres.
Todos estaban cantando, mientras el sacerdote celebraba la misa de espaldas a la asamblea.

Antonio no entendía nada. Se paró presuroso de su asiento y caminó rápido hacia la puerta, la abrió y sus pasos se detuvieron de la impresión.

Todo había cambiado. Los altos edificios se esfumaron y en su lugar solo habían carruajes y un esbozo de camino con árboles en sus costados.
Como un trueno llegó la respuesta a su cabeza.
Hoy día es 18 de Septiembre, se cumplen 200 años de la independencia de Chile y por alguna razón esta de vuelta en el pasado.

Todo luce perfecto para él. Creo que Antonio quiere quedarse a vivir aquí. Todavia no ocurre nada en este país y esta todo por acurrir.