“Las espinas de la rosa”
-Lo que Mónica ve -
IV
-Los días subsecuentes al ingreso de Natalia y su compañera al comité no fueron de gran cuestionamiento; el cielo nublado de la tercera semana de septiembre donde ya se podía respirar el otoño de ese año, además del frio que se sentía en el ambiente, las hojas que lentamente caían de los arboles con esos colores casi secos. Ya habían pasado algunas semanas desde que Natalia e Ivonne habían entrado al consejo estudiantil donde realizaban sus tareas. No conversábamos para nada solo y el formal saludo dándonos los buenos días o tardes cuando llegábamos a coincidir en cualquier lado ella siempre acompañada por una de sus amigas o todas dependiendo del caso. Tratábamos de evitarnos para todo No esperaba que me hablara para nada y al parecer ella sentía lo mismo, posteriormente y a causa de lo anterior la relación que ella tenia con Judith había llegado a un punto en donde las dos estaban felices, era como si no hubiera existido en la historia de una de ellas. Eso me irritaba, me hacia sentir celosa, cosa que trataba de disimular.
Me había enterado por Vanesa que ellas habían salido el pasado fin de semana al cine a ver una película que estaba en cartelera. Mi reacción, la única reacción que pude soltar a la provocación que Vanesa me restregaba en la cara fue una sonrisa y una frase trillada: “Me parece perfecto” que no solo tenia implícito la molestia del comentario de ella sino mi enojo conmigo misma y lo que eso significaba para mi en un momento dado. Era una semana de exámenes, las alumnas se la pasaban en la biblioteca o en lugares donde pudieran estudiar después de sus actividades de su club, eso nos incluía a nosotras que después de clases tratábamos de realizar las actividades para ir a estudiar-en mi caso solía vagar o acostarme en mi cama mientras escuchaba a Brenda quejarse a causa de mi irresponsabilidad-y estar preparadas para los exámenes. Las integrantes del comité que tenían mas presión por así decirlo eran las alumnas de tercero, ya que para el próximo semestre seguirían su preparación para los exámenes universitarios, lo cual me hacia pensar que era lo que quería para mi cuando estuviera en esas instancias. Desde que había ingresado a la academia Lillian mi familia me habían querido implantar en la cabeza la idea estúpida de un matrimonio arreglado con el hijo de uno de los socios mayoritarios de la empresa de mi padre, eso no significaba que me rezagara en mis estudios o cosas por el estilo ya que mi hermana mayor había tenido este destino de desposarse con un tipo que para mi era agradable pero no me imaginaba lo que era despertar y tener a tu lado a una persona a la que solo habías visto unas veces en tu vida y mucho menos cuando yo tenia otro planes y otros gustos.
Al terminar clases ese jueves después de que realice mis obligaciones en el comité y ver de nuevo la indiferencia de Natalia, salí de ahí y decidí vagar por la escuela. La hora que se marcaba en mi reloj mostraba las cinco con treinta minutos. El ambiente era solitario, seguí andando por la escuela hasta llegar al invernadero, la puerta estaba abierta, entre en la construcción de vidrio donde estaba rodeada por plantas. Un hermoso rosal se alzaba a las afueras del invernadero en la parte trasera de este, vi los capullos rojos que darían rosas magnificas apenas se abrieran, eran casi las mismas a las que le había entregado a Natalia en gesto de lo que yo sentía hacia ella.
La mesa de trabajo con algunos instrumentos de jardinería como palas pequeñas, guantes y unas tijeras para quitar las hojas malas de la planta. Cogí una de las regaderas metálicas, la llene de agua de una de las llaves que están en un lavabo cercano a la salida y comencé a mojar las plantas. Me encontraba recordando la vez que había entrado con Rebeca a ese invernadero, era una noche despejada con una nítida luz de luna que se filtraba por lo cristales, un beso después de una rosa entregada a mi cerro ese pensamiento, además de que alguien ahora me hacia compañía.
¿Seria el destino lo que nos había reunido ahí?, no creía en las casualidades, siempre trataba de imponerme las cosas con cierta lógica aunque a veces era falta de escrúpulos y decidía creer que si existían y dejaba que esa casualidad actuase según fuera conveniente. Me miro fijamente a los ojos-era un milagro que estos sucediera- y sus mejillas se ruborizaron, el motivo no lo sabia, si hubiera podido leer su mente en esos momentos podía decir que ella estaba pensando era “¿Por qué esta ella aquí?”, se denotaba en su cara que eso era, claro que el mundo de las inferencias era basto a comparación de lo que en realidad sucede con la verdad.
El silencio o el murmullo del silencio fue un mediador entre nosotras.
-Hola-me anime a abrir la conversación.
-Hola………..yo venia a….
-¿Venias?-exclame al momento en que pronuncio esto. El nerviosismo se apoderaba de ella.
-Digo….vengo-cerro los ojos moviendo los labios dejando salir de su boca las palabras que para mi eran una pobre excusa para salir de ese lugar- a regar las plantas; pero veo que tu ya lo has hecho así que……
Sostenía en la mano izquierda la regadera cuando ella entro, así que no podía decirle que no lo había hecho, hubiera sido una mentira soez ya que las pruebas me refutaban a lo que quería decir y lo que quería decirle era lo que estaba pensando esa vez- y todas las veces que estaba frente a mi en el comité- cuando me toco hacerle la pregunta a ella “¿me perdonarías por todo lo que te dije y me aceptarías de nuevo?” o “¿Qué quieres que haga para que puedas perdonarme?”.
-No te vayas-dije rápidamente. Ella en el acto se congelo en su sitio esperando lo que yo quería decirle-no te vayas, puedo…. ¿puedo preguntarte algo?
Asintió tímidamente con la cabeza.
De nueva cuenta el sigilo se instalaba, cada segundo que pasaba para que yo hablara parecía que se hacia eterno y no parecía que tuviera fin. Aquí es donde la teoría del destino tenia sentido, ya que de la nada las gotas de lluvia se estrellaban contra el techo de vidrio del invernadero haciéndose mas fuerte su precipitar a medida que estábamos ahí paradas. El único sonido que escuchábamos era el splash del agua, ambas miramos alrededor tratando de saber como había pasado esa situación que al menos era incomoda para Natalia.
-Creo que me tender que ir, antes de que arrecie mas el agua, así que nos vemos.
-No tienes sombrilla, te puedes enfermar si te mojas-respondí lanzándole un pretexto elaborado para que se quedara.
-Tu tampoco-dijo dándome una sonrisa.
-Es cierto, que te parece si estamos aquí hasta que pase la lluvia.
-No creo que sea buena idea.
No tenia respuesta a eso, era muy cierto lo que había dicho no era buena idea el estar ahí ya que una cosa llevaría a la otra y eso desencadenaría mas problemas.
-¿Eh?, no, no tu primero-dijimos ambas al mismo tiempo
Volvimos a callar, no sabia que debería decir, después de todo estábamos ahí paradas frente a frente. Si ella hubiera querido no estar ahí conmigo se hubiera escapado apenas me vio al entrar al invernadero o no se hubiera quedado a escuchar lo que quería decirle y salir corriendo a cuestas de que se fuera a mojar, eso hubiera pasado si la voluntad de Natalia lo quisiera, por lo que tenia que tener cuidado de que eso no ocurriera por un aforase tonta que dañara la paz momentánea que teníamos como testigo junto a la lluvia fría que precipitaba del cielo.
Por otra parte también había flaqueado en lo que yo quería, por lo que debía admitir que era una hipócrita al querer decir una cosa y hacer otra. ¿Confusión?, no lo creo, simplemente no quería dejarla ir, ahora lo entendía, una parte de mi no la quería ver con Judith no quería perder a alguien mas, al diablo lo que paso en el pasado lo único que tenia que ver era el presente que tal vez estaba dándome un a oportunidad y se paraba de frente ante mi para que la reconociera, posiblemente era la vanidad del momento. Sin embargo mi lógica me hizo también comprender que el error que tuve en el pasado estaba ahí como un fantasma no para atormentarme sino más bien para darme armas a no cometer el mismo error dos veces. Ambas partes tenían razón, así que tenia que actuar mesuradamente; me adelante un paso y me detuve, la reacción de la chica frente a mi fue lo mas lógica posible el hacerse un paso hacia atrás, si seguía así era posible que en verdad saliera corriendo, así que regrese a mi ubicación anterior.
-¡Que día!, ¿no lo crees?-pregunte
-Si, si ya lo creo-contesto entrelazando sus manos por detrás de ella y mirando hacia otro lado.
-Umm, ¿Qué has hecho? ¿Te has adaptado totalmente?
-¿Qué es lo que en realidad quieres decirme?
Me entro un palpitar raro al escucharla decir esto. Trague saliva y la mire, sus ojos tenían un extraño fulgor que dejaba implícito un sollozante estado, quería sacar otro tema, sabia que a su tiempo tenia que decirle lo que ya me proponía, pero se adelanto este suceso así que hable.
-Se que estos días han pasado muchas cosas, desde que te dije esas cosas, no quiero decirte que me siento de maravilla el haberlo hecho.
-“Eres lo peor que me pudo pasar en la vida”…… ¿son cosas que dices a diario? Esa noche me pase pensando en lo que me habías dicho. Es irónico que lo digas de esa manera, o lo que tú querías decirme era un eufemismo, ya que yo no lo tome así. Esa frase…….esa maldita frase se quedo en mi cabeza todo este tiempo, ¿quieres saber que es lo que sentía después de ese día, cada vez que pensaba en ti y cuando miraba esas rosas que me diste? ¿quieres saberlo?; te odiaba, odiaba el hecho de que era tan patética como para no dejar de entristecerme por lo que me habías dicho, te odiaba por tus acciones y tus palabras, te odiaba porque sentía impotencia de no poder llorar por orgullo y decirte lo que pensaba creyendo que lo que me decías era verdad. Posiblemente ni tu sabias que es lo que querías y estoy segura de que aun no sabes lo que quieres. Ivonne me lo dijo, que lo que pasara entre nosotras solo puede llevarnos a algo malo, eso es todo. Si tú quieres preguntarme algo, yo también quisiera preguntarte algo, ¿en verdad me quisiste?, ¿fui un juguete para ti o al menos signifique algo para ti?
-Significas mucho para mi Natalia-dije mientras cambiaba de postura y bajaba la mirada-yo no quise decirte nada de lo que hable en esa ocasión; mi intención no era hacerte sentir mal y no fuiste un juguete para mi, yo te quiero….
-¡Cállate!, escúchate, solo hazlo, si en verdad tu quisieras a alguien crees que esas cosas que dijiste hubieran salido de ti, no insultes mi inteligencia, recuerda que ser amable y callada no necesariamente tiene que ser sinónimo de persona manipulable.
Lentamente su voz se apagaba progresivamente, en unos cuantos momentos si dejaba que siguiera hablando de esa manera solo podía llegar a un desenlace, el llanto, aquellas lagrimas saladas que rozarían sus mejillas y bajarían lentamente por estas humedeciéndolas y sus ojos azules al ponerse llorosos me harían sentir mas culpable de lo que ya me estaba sintiendo. Por lo general la gente piensa que al no inmutarme demuestro insensibilidad lo cual les molesta, pero no quería significar que no tuviera una conmoción sentimental por dentro, ya muchas veces había experimentado rechazo, sufrimiento, dolor y subconscientemente todas estas sensaciones se arremolinaban dentro de mi esperando el momento preciso para dejarlas salir cuando estaba a solas. Una acaloramiento me recorrió el cuerpo y no se si por inercia mi cuerpo se dirigió hacia donde estaba ella, poda sentir a mi corazón palpitar con fuerza teniendo en mi pecho esa impresión. Sin darme cuenta ya estaba frente a ella y mi reacción primordial era asirla de los brazos y llevarla hacia a mi con un abrazo al cual ella no se opuso a recibirlo. Mi mano derecha tomo su cabeza y la inclino hacia mi hombro.
Natalia no mostraba expresión alguna, el aroma de su perfume, el calor de su cuerpo y la forma en que ella se amoldaba a mis brazos para que yo sintiera la humedad de sus lagrimas sobre mi hombro al cabo de un rato de ese ruido que parecía un chapaleo de la lluvia contra los cristales. Mi exhalación caía sobre su oído, el latir de mi corazón ya no era el único que estaba funcionando con vigor, ahora el corazón de Natalia acompasaba lentamente su palpitar al mío.
-Perdóname Natalia, yo no quería hacerte sentir mal, soy una idiota por tratarte así, quisiera poder decirte que estés conmigo, pero……..hay ciertas cosas de mi que no sabes y que pueden hacerte sentir mas mal a ti y a mi, solo quiero que si tu quieres me puedas esperar.
Ella no decía nada, no sabia si pensar en que lo estaba meditando o que estaba formulando una manera para responderme, de cualquier manera sentí que el tiempo era el amo de ese momento y la respuesta que parecía demorarse mas me mataba de la angustia y ansiedad. De pronto su voz hablo sin despegar su cara de mí.
-Solo quiero….que estés conmigo.
No dijo nada más. La petición de parte de ella no la podía negar, pero sabia muy bien que el estar ahí sin decidirme lo que haría para aclarar mis pensamientos y tratar de convencer a Brenda de que Natalia era la persona con la cual quería estar resultaría ser algo difícil y mas cuando se lo había prometido el mantenerme alejada; por otra parte estaba Judith, ella no se quedaría de brazos cruzados. En esos momentos me sentía patética, pero no de una forma negativa son mas bien de un modo algo cursi y feliz ya que trataba de estar con quien quería aunque para los demás fuera un amor prohibido, algo irreal y blasfemo; y aunque yo creía en Dios no me parecería que el se opusiera al verdadero amor, y si era así, no me importaba pecar mientras lo hiciera con la persona que aun estaba llorando en mi hombro.
La separe un poco de mi, la pena de su cara al bajar la mirada para que yo no la viese llorar me pareció demasiado tierno, mi frente se coloco en su cabeza y con mi mano lentamente la termine posando sobre su mejilla para tomarla de la barbilla y subirla donde el rubor de su cara y sus ojos llorosos me conmovieron. Aunque ella giraba la mirada de un lado a otro sabia perfectamente que no podía librarse de mí en ese instante o mejor dicho, no quería librase de mí en ese instante. Mi dedo recorrió la comisura de su ojo derecho y la del izquierdo le siguió después de que ella moviera sus labio como para decirme algo y la yema de mi dedo la interceptara callándola al momento, deslizándolo lentamente por su piel.
-Hay cosas que se dicen mejor con pocas palabras-dije y al momento de hacerlo la bese.
Lentamente la lluvia dejo de caer después de media hora de haber estado en el invernadero, el gesto de cariño que le di la dejo sin palabras al igual que a mi; conocía que era conveniente que el tiempo se hiciera cargo de esto ya que no podía interferir de una manera u de otra en lo que Natalia pudiera tener con Judith en esos momentos, más sin en cambio no significaba que me daría por vencida tan fácilmente. Quería recuperarla, eso era cierto, pero no podía hacerlo de una forma tan molesta y repentina después de lo que había sucedido, tenia que hacerle entender a Natalia que es lo que ella quería y sobre todo enseñarle a quererme, algo que no sabia perfectamente si lograría a menos que ella así lo quisiera.
Después del beso salí del invernadero sin decir nada y me dirigió a los dormitorios donde al llegar a la entrada ahí estaban Vanesa y Brenda platicando.
-¿Dónde has estado?-pregunto Brenda- te fuiste sin decir nada y dejaste tus cosas y tu sombrilla en el salón, creí que te encontraría en la habitación.
-No te preocupes, la lluvia me detuvo en el invernadero.
-Ya veo, bien voy a la habitacional estudiar, algo que tienes que hacer en lugar de estar haraganeando.
Brenda entro al edificio y me dejo con Vanesa que estaba de brazos cruzados y recargada en uno de los pilares de la cubierta del mismo.
-¿Fuiste al invernadero?, de casualidad no te encontraste a Natalia ¿o si? fue una lluvia muy larga, ¿platicaron de algo en particular?
Mi cara se quedo como siempre, sin mostrar una expresión, pero era claro que ella lo sabia.
-Tu la mandaste al invernadero, ¿verdad?.
-No te preocupes, Brenda y Judith no lo saben, así que relájate.
-Tu no eres de las personas que guardan secretos así como así, se directa y dime ¿que es lo que esperas de esto?
-¡Vamos Mónica! Me atacas como si no fuéramos amigas, pero es cierto que todo secreto tiene un precio, así que…..lo sabrás pronto, solo trata de ser discreta. ¡Vamos hay que estudiar!
Me tomo de la mano y me arrastro por las escaleras hasta llegar a la habitación donde estaba Brenda en el escritorio revisando los apuntes. Ahora quedaba un cabo que atar referente a Judit y su relación a Natalia, a si que tendría que poner atención a todo sin preocuparme que Vanesa llegara a hablar.
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