Me gusta pensarte como una partícula al aire.
Con la gracia de su movimiento y la hermosura del misterio. Con la fluidez del viento.

Me fascina creerte víctima del destino que, junta caminos, enlaza miradas y sella contratos con un beso. Sí, es que aún me emociona recordar aquel primer beso que me robaste.

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Soy admiradora de tu estilo al caminar. Velóz y cambiante. Rítmico como todo en ti.

De tu forma de besar... si te dijera que tienes un roce casi divino sé que no me lo creerías, pero te lo digo, tienes un don, y yo ante tu presencia me vuelvo como plástico al fuego. Creo que no sé disimular muy bien... aunque he de confesarte que no lo intento.
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Me gusta pensarte como una partícula al aire... me gusta pensar que yo soy otra similar, y a pesar de todo lo que habíamos vivido como partículas separadas, nos tocó juntarnos en una ráfaga... y entre tantas partículas que nublan la vista nos tocó vernos, enganchar miradas y comprender que nada sería como antes, que el gris del ayer se podía borrar, que la luz sigue ahí tras el humo. Y seguiremos volando al ritmo que el viento quiera, pero ahora lo haremos en la misma corriente.