Lo sé, soy 20 años mayor que él, también tengo claro que es un niño, pero el deseo me invadió al verlo entrar por mi puerta, su pequeñó cuerpo, su ropita toda manchada, sus ojos asustados, su respiración cortada, sus manitos puestas sobre su juguetito, sus labios, no me arrepiento, lo volvería a hacer.
Sr. juez, usted no sabe la exquisita sensación, no sabe lo que se apoderó de mi cuerpo, al verlo atado a la cama, gritando por su vida, sudando, gimiendo, llorando por piedad, la expresión desesperada de su rostro.
Dificilmente lo olvide, por lo menos yo, jamás lo haré, ahora pagaré, pagaré mi condena, pero le digo, que fue la mejor experiencia de mi vida, y lo volvería a hacer, cuantas veces se me cruce ese u otro niño, porque lo que yo hago, no es un delito, es una opción sexual, una forma distinta de buscar placer en esos pequeños cuerpecitos empapados de sangre y deseo.
|