No pude imaginar de que manera golpearía mí vida el destino.Cumplidor y responsable como dueño de casa y familia y en el desempeño de mi profesión. Penaba por mis hijos, Hernán estudia una profesión en otra ciudad y mí anhelo es verlo más seguido y Ariel, el menor, mí compañero para ver los deportes, travieso, inteligente, me hace reír con sus oportunos aportes en nuestras conversaciones, es la alegrìa de mi vivir. Y Beatriz, mì compañera. displicente a veces me daba un beso al pasar o una caricia en mi pelo y al oído en un susurro me decìa: -Estás más viejo que la edad que tienes amorcito. Otras veces me espetaba:-Eres tan fome ,amor, que ni siquiera sabes bailar. Mejor lo paso con mis amigas. Ella me conoció así y decìa estar feliz con su suerte.
Nuestra casa es sencilla, no falta nada, eso ella no lo aprecia, ignoro lo que piensa, siempre sonriente. Estoy conciente que fisicamente está muy bien y sus facciones denotan simpatía. LLena de inquietudes que no compartimos, esto me crea una tremenda soledad. Está ya pensando en un Tour, me pidiò que la acompañe. No concibo este modo de viajar, comprar cachivaches y guardar un cùmulo de recuerdos donde confunden las torres de las iglesias, las calles y todo lo interesante que pudieron ver. Conservo mi sueño de viajar tranquilo, no adonde me lleven.
Hoy llegó entusiasmada, irá a ver a Hernancito, que lo echa de menos y me pareció que sus ojos se humedecieron y accedí. Se fue el viernes mismo y no alcancé a comprarle algo a mí niño, por lo tanto le envié un dinerito extra.
Bea me llamó el sábado al mediodía, que Hernán está bien, lo saludé y nos despedimos.
El sábado en la tarde, Bea llama para avisarme que llegará el domingo a cenar con nosotros
,besitos, besitos y cortó.
El domingo despuès del mediodía llamó Hernán para disculparse que no me dió las gracias y de paso saber como llegó Bea.
-¿A que hora se vino?
-El sábado almorzó y se fue, querìa volver temprano, papá.
-Gracias,hijo.
Abrumado me tiro en un sillón y me sorprende Arielito y pregunta que pasa.
No soy capaz de decirle, yo tengo un presentimiento cruel, pero no ensuciarè la mente del hijo. Además no quiero pensar en accidentes.
De repente siento que se detiene un auto y segundos despues Bea ingresa por el pasillo y mientras avanza hacia el dormitorio oigo su voz temblorosa:
-Hola,hola. Como están .Saludos de Hernán. Paseamos mucho y los recuerda a cada momento. |