Imaginemos una vida eterna, y pensemos en todo.
Y en todos.
Una vida sin muerte jamás tendría sentido, ¿cierto?
Entonces me sujeto firmemente a la idea que morir también es un arte

¿Y cuándo morir, se convierte en arte?

Cuando nacemos, y hacemos de nuestra finalidad vivir,
aun sabiendo que nuestro final será la muerte. Todo esto va haciendo acumulo de técnicas y pensamientos que hacen de la muerte un arte, arte mismo que muchos respetan y, evitan.

¿Pero que tan lejos estemos de ser artistas de la muerte?

No lo sé, pero me preparo en el arte de escribir,
que si la muerte no es igual,

¡estoy segura se le ha de semejar!