Qué te podía decir
Que aquello importante
Era lo que rebotaba
No lo que sientes bien dentro
Sino la mirada del abuelo
Las propinas del abuelo al niño
La relación niño-perro
el perro y la persecusión de carros en movimiento,
Todo esto ya lo sabías, pero
Qué de las miradas después de un mal día de trabajo
Como cuando uno se soba los ojos con las manos de tierra
Y nos miramos tiernos, con los ojos sucios y enrojecidos
Porque lavarse la cara es algo que resulta tan absurdo,
cuando puedo posar mis dedos empolvados sobre tu mejilla
Y ver, marrones, mis huellas digitales en tu cara
Por esto yo me sentí vacío
Hasta quitarme la ropa,
Porque lo más importante tengo que decírtelo
Estando desnudo.
Yo caminaba, y caminaba
Y yo decía, y repetía hasta hacerme torpe y estúpido
Aprendí cosas que no necesitaba
De las que me sentí orgulloso
Y en ese estado despulgaba al perro
Con fina paciencia,
Aplazando la relación con mis entrañas
Con las tuyas,
O con el cuerpo dislocado que yo percibía de la sierra.
Dolerme, y en base al escalofrío,
Aprender a retener lo anteriormente exfoliado
Que no es otra cosa que el poder enseñarte mi enfermedad
La oscuridad de mi tierra,
Lo bien que me salen las escalas de grises con temperas.
O algo que no importe,
Por que lo realmente importante,
Como sabes,
Llegará aquí justo cuando nos hayamos ido.
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