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Ella es una flor, una delicada y dulce flor, pero venenosa y carnívora. Y viene a mi encuentro. Escuché entre los ladridos de los perros sus pasos diabólicos pervirtiendo la acera. No hay caso con su figura de diva, engalanada y febril ¡Cómo adoro a esa bestia!.

En secreto prendo el cigarrillo, mientras ella se va acercando a la esquina donde quedamos. Todo comienza a erizarse cuando presiento ese aroma, mi manía. Ella va directamente al anaranjado que apenas se percibe como un punto flotando entre el vaho de mi respiración acelerada. A veces he creído verla perra en celo, mostrándome sus grandes y afilados dientes dispuestos al ataque, presintiendo mi cobardía y burlándose de mi grotesca sensibilidad. Pero la amo, profundamente la amo.

Se arrodilla y me saluda con un beso en la frente, siempre fría como templo, susurrando un cómo estás que apenas se alcanza a sentir como el pinchazo del puñal. Y en mi cabeza la idea de asesinarla. Bien, respondo a secas, tratando de controlar el espasmo. Me levanta con su mirada, la sigo y me entrego a la condena. En fin, de algo hay que morir.

Presiento que esta noche será el terminal de nuestros días, el ambiente no es el mismo al que acostumbramos responder con insolencias. El frío quiere penetrarnos con dureza, quiere aminorar nuestros pasos. Pero nada puede esta noche conmigo, nada que no tenga el veneno de aquella figura.

Nos abren la puerta dos tipos rudos, siento que ya he estado ahí antes, pero nunca sé nada con certeza absoluta. Ella no necesita ninguna maldita llave, ella todo lo consigue con su sonrisa satánica. A veces me he preguntado por qué, por qué me eligió a mí entre tantos, yo no tengo la sagacidad que necesita su vida, ni la locura que amarre su camisa de fuerza. Pero luego me baja esa sensación de fortuna y fanfarroneo, y mi ego aplaca todo pensamiento insano dejando que las cosas sigan su rumbo. Si es el destino, la suerte o dios, dejemos que el mismo azar decida.

Hablan de los sistemas factos como si se tratara de un tema de dominio civil, ella sentencia en cada frase y corrobora el entendimiento de sus súbditos con miradas linces. A veces baja el calibre de sus revólveres - que son sus ojos – y me lanza un guiño cargado de ternura aparente, y todo vuelve a comenzar en el juego mortuorio.

Nos vamos del lugar y a mi me da la sensación que nos retiramos minutos antes que ella pudiese perder algo, cada vez que se acerca la abismante derrota retrocedemos tres pasos, ella uno, yo dos, siempre más atrás que su sombra. No pregunto, no contesta. Dónde está el bullicio cuándo el silencio se hace más abominable?. Ya no sé dónde vamos, hasta cierto punto me acomoda el espacio de ignorancia, me hace libre de toda culpa.

Se detiene y simplemente me abraza. Es la hora lo sé. Siento un calor extraño. Siempre imagine la muerte fría… todo me parece raro abrazado a ella. Todo. No sé quién soy, ni cómo me llamo. De pronto estoy flotando, de pronto todo se torna azul. Estoy en el cielo, si, estoy en el cielo y me abraza un lóbrego ángel. Mis piernas no paran de temblar.

Recobro las fuerzas necesarias y la aparto de mi lado. Por primera vez me siento libre. Me mira y me reconoce en la integridad que soy – no lo puedo creer – sss ooo yyy. Le digo adiós, pero se lanza con rapidez al abrazo de mi pierna y moja con sus cristales líquidos mi rodilla derecha. La miro desde arriba, se ve tan pequeña, tan frágil y lastimosa. Tomo sus manos y la levanto. Con fortaleza desconocida sentencio por primera vez y me dirijo a sus oscurecidas llamas apagadas: no tengas miedo de ser humana.

Me alejo del exterminio apenas un rato, mientras enciendo un cigarrillo y busco el camino más corto para llegar a algún lugar, pero esta vez, dos pasos adelante y una sombra muy por detrás.

Texto agregado el 20-06-2004, y leído por 335 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
07-02-2005 Tu texto es excelente, los comentarios que te dejaron también. No me pondré en poeta. Te dejo las estrellas y una felicitación enorme. Saludos! orlandoteran
30-07-2004 Bonito juego de espejos. Seducción y reto. Síndrome de Estocolmo y duelo. Luces y sombras... Quizá nada de esto tenga que ver con lo que aquí hayas querido decir... pero al menos eso ha sido lo que yo he oído de tu buen contar. azulada
30-06-2004 Estas madurando Carolina, cada vez lo haces mejor, todos mis jardines de Margaritas para ti, tambien un bezo y una costelacion de estrellas. ElTigre
28-06-2004 Será por esta "Hora" un minuto de silencio... (Gracias Caro, placentera estocada me das) Nocturna
21-06-2004 bello cuento que se entrelaza a ratos con poesía. pasaré mas seguido por aquí mientras mis ***** saludos de... nito
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