La conocí en condiciones particulares, yo era más joven, inquieto, curioso y deseoso de experimentar en mi vida.
Me encandiló sin mucho esfuerzo, podía hacer cosas con ella que realmente me divertían, su atractivo era por entonces reconocido entre mis relaciones y más de uno la envidiaba y deseaba para sí.
Pasé noches enteras recorriendo con mis dedos sus puntos sensibles y viéndola responder a mis embates con seguridad y complicidad dignas de mejor destino.
Hoy paso las noches con otra, tan deseada por algunos como lo fue ella, años atrás. Siento que esta otra, me concede más caprichos aún, todos mis deseos se cumplen sin aguardar un segundo, toco donde debo y me entrega tal cantidad de sensaciones que incluso creo que estoy viejo para ella.
A veces siento que extraño a todas las que me entregaron sus puertos y recuerdo las manías de algunas, pero mi última transición no me está siendo fácil: a momentos la veo, cerca de mí, dispuesta a lo que le pida, pero ignorada, por mi nueva pasión y me siento infiel.
Sé que ya se me pasará, siempre me ocurrió. Pronto solo querré adentrarme en mi nueva obsesión y solo pensaré en estar sobre ella, navegando entre sus murmullos.
Pero sigo sintiendo remordimientos. Mi nueva PC tiene cuatro procesadores y realmente mucha memoria, mas aún extraño mi Pentium IV…
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