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Inicio / Cuenteros Locales / walas / La Playa del Tesoro (para mi hermano y hermanas)

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Cuando sonó el timbre de la puerta, Javi aún estaba preparando el aperitivo, ya que había quedado con su hermano para ver el partido, nada más y nada menos que la final de la Eurocopa, España – Alemania.

- ¡Hola Dani! Llegas pronto, aún falta media hora para que empiece.
- Ya, pero bueno, así hacemos un poco de ambiente antes ¿no? ¡No se gana un título todos los días!
- Po zi. ¿Una cerveza?
- Venga va, un día es un día.
- ¿Qué tal los chiquillos?

- Bueno, hemos pasado todo el día en la playa – contestó Dani mientras se sentaban en el sofá con sus cervezas – hemos nadado, comido, jugado a las cartas, un día de playa completito.
- ¡Ja ja ja! Como nosotros cuando éramos pequeños. ¿Te acuerdas cuando jugábamos a las carreras o a salto de longitud?
- Tú te acordarás más, que siempre me ganabas, como tenías tres años más que yo… Pero ¿sabes en qué estaba pensando hoy? El verano aquel cuando buscamos el tesoro, ¿te acuerdas?

La imaginación de ambos los llevó de nuevo a ese lugar, donde veinte años atrás daba comienzo el verano más triste de sus vidas. Su madre ya no estaba con ellos, y sus cenizas reposaban en aquel mar que siempre veía desde la terraza. Javi parecía llevarlo mejor, pero Dani, a sus 9 años, se había ido retrayendo, hasta no hablar apenas y tener que obligarle a comer algo. Su padre, sumido en su propio dolor y agobiado por el trabajo, no sabía cómo llegar hasta él, y los días en casa parecían eternos.

Un sábado les dijo su padre que pasarían todo el día en la playa, como en los viejos tiempos. Prepararían la comida, la meterían en tuppers, y comerían bajo la sombrilla, con aquellos mini tenedores de colores, y esas patatas fritas casi derretidas por el calor que tanto les gustaban.

Dani y Javi jugaban a hacer castillos de arena en la orilla. Javi construía mientras su hermano iba a buscar agua con el cubo, y luego se turnaban. En uno de esos viajes que Javi volvía con agua del mar, Dani estaba ensimismado observando algo que tenía en las manos.

- ¡Mira lo que he encontrado cavando con la pala! Le enseñó a su hermano lo que parecía ser una bola de plástico de color rojo, como esas que puedes sacar de una máquina al echar una moneda, y que llevan alguna sorpresa dentro.

- ¡Ábrela, a ver qué tiene! Dani la abrió y sacó un papel enrollado. Se puso a leer en voz alta: ‘Querido amigo desconocido: si has encontrado este mensaje tal vez quieras ayudarme a recuperar un tesoro que he perdido. En esta playa encontrarás las pistas necesarias para tu búsqueda. La primera está junto a aquel que vela tu baño. ¡Buena suerte!’

- ¡Guau! ¡Que chulo, un tesoro! ¿Vamos a buscarlo? ¿Qué quiere decir aquel que vela tu baño? ¿Será como un tesoro pirata? Dani no podía estar quieto y ametrallaba a su hermano con sus preguntas.

- A ver… velar por alguien es como cuidarlo o vigilarlo. O sea que tiene que ser alguien que nos vigile mientras nos bañamos. ¿Será papá?

- Nooo, papá muchas veces está leyendo el periódico y no nos mira. Para mí que es el vigilante que está arriba con la bandera, esa que si está verde te puedes bañar, y si está roja no. ¡Vamos, vamos!

Y tirando de su hermano mayor, se dirigió con determinación hacia la bandera. Decidieron repartirse el trabajo, y cada uno cavó por su lado de la base de la escalera que llevaba al puesto del vigilante. Esta vez fue Javi el que encontró la bola de plástico, que encerraba otra enigmática pista. Pero ya era tarde y había que volver a casa, así que tuvieron que posponer la búsqueda hasta el día siguiente.

Los días de verano fueron sucediéndose a la par que las pistas. Algunas veces tenían que ir muy lejos, casi hasta el final de la playa, porque la pista les llevaba a aquel tobogán gigante. Otras veces les costaba mucho encontrar la siguiente nota, bien porque no la habían interpretado correctamente, o porque había varios lugares similares en la playa y tenían que buscar en todos.

Dani comía ahora con apetito, ya que quería estar fuerte para andar mucho y encontrar el tesoro. Javi se entretenía haciendo planos de la playa y dibujando extrañas líneas buscando algún patrón en las pistas. Y su padre al fin lograba descansar un poco por las noches.

- Javi, mira, ¡esta nota es la última! Dani había encontrado la bola bajo el toldo donde él había dicho que estaría. – Dice que estamos al final de la búsqueda. Que tenemos que preguntar por el tesoro a aquel que trabaja aquí todo el verano y que viene de muy lejos. Venga, vamos a pedírselo a Jaime, el de las hamacas.

- ¿A Jaime? Vale, el trabaja aquí todo el verano, pero vive en Madrid, no sé si eso será muy lejos.
- Ya, también es verdad… Entonces a los negros que venden cosas por la playa, vienen de África, y eso está muy lejos ¿no?

Y así decidieron ir preguntando por el tesoro a todos los que vendían cosas en la playa, pero nadie sabía de qué estaban hablando. Los días pasaban, y a Dani se lo comía la rabia de estar tan cerca del premio y no poder encontrarlo.

Finalmente un día vieron a Cirilo, viejo conocido de otros veranos, que dejaba a sus esposas en Kenia para ganarse la vida en las playas de España. Siempre con su blanca sonrisa resaltando en la oscuridad de su piel, se les acercó con su saludo habitual:

- Amigo, ¿Qué queré comprar?

Dani, sin darle tiempo a su hermano a contestar, le preguntó: - ¿Tienes un tesoro para mí? Cirilo dejó su enorme mochila en el suelo, con todos aquellos graciosos cachivaches que vendía, como la mano rascadora de espaldas o los auriculares con radio incorporada, y rebuscando, sacó una cajita de color ocre.

- Me dejaron ésto hace tiempo para dar a quien me preguntara por él. Aquí lo tienes.

Cargó de nuevo con su mochila y siguió su camino por la playa. Dani temblaba de emoción, y no era capaz de abrir la caja. Javi la tomó con cuidado, manipuló el cierre, y con un clic se abrió y mostró su contenido. Era un colgante plateado, con forma de delfín, junto a una nota. Detrás del colgante había una inscripción que decía: ‘Siempre en el mar para ti’. Dani permaneció callado unos instantes, como si estuviese meditando algo. – ¡Es precioso! Pero ¿quien de los dos se lo queda?

- Lo justo sería compartirlo, porque los dos nos hemos esforzado mucho para encontrarlo, ¿qué te parece? Y si quieres lo puedes empezar a llevar tú. Javi cogió el colgante y se lo puso alrededor del cuello de su hermano. – Una semana cada uno ¿vale?

Dani bajó la mirada, con los ojos humedecidos, concentrándose en su cerveza. El silencio le abrumaba así que le preguntó a su hermano:

- ¿Te acuerdas de lo que decía el último mensaje?
- Claro que me acuerdo. ‘Querido amigo, si has llegado hasta aquí, has conseguido tu tesoro. Sé digno de él.’
- A veces me pregunto si el que nos dejó los mensajes recuperaría el suyo.
- Seguro que sí.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque te recuperé a ti.

Los dos hermanos se miraron fijamente, y levantándose del sofá, se fundieron en un abrazo tan fuerte que el mismo Tiempo se detuvo, para que ese instante diera cabida a tantos años de juegos y complicidades, de risas y lágrimas, de amor en definitiva, porque cuando el amor entre hermanos es tan grande, nada es imposible…


(Dedicado con todo mi amor a mis hermanos, por estar siempre ahí, incondicionalmente)

Texto agregado el 01-02-2010, y leído por 1119 visitantes. (30 votos)


Lectores Opinan
21-12-2018 Hermoso. Me encantó leerte,tan bien redactado y fácil de deslizarse en las letras***** Era un tesoro que hizo que el amor de hermanos se reforzara.,me emocionan estos textos donde una se da cuenta que existe el arte en la escritura.***** Un abrazo Victoria 6236013
21-12-2013 Es una historia de lo más emotiva. Si es real, ha sido algo maravilloso y difícil de describir, como todas aquellas cosas que llegan al alma. Si sólo es una invención, bueno, creo que si alguien es capaz de imaginar algo así, es porque es capaz de hacer algo tan precioso por alguien que ama y eso indica lo grande que tienes el corazón. Un abrazo enorme. ikalinen
27-05-2012 sos un genio Walas, hasta me sacaste algunos lagrimones eti
11-01-2012 Hermoso.Una apologia al amor filial.(solo que pense que era un ardid del padre, con un recuerdo de mama) pantera1
15-09-2011 Realmente es muy tierno, como pareces ser tú... Me gustaron los habitantes que habitan esa playa, los que vienen de lejos y los que ya están cerca, y tú con ese final los vuelves a acercar de nuevo... nomegustanlosapodos
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