Juan y Martín eran muy buenos amigos, habían crecido juntos.
Estudiaron juntos toda la primaria y empezaron la secundaria. Un día llego una chica nueva a curso, ella se llamaba Mariana.
Mariana era como una sirena hermosa, pero, al mismo tiempo, peligrosa; pero Juan y Martín no sabían eso y por desgracia Juan la invito al cine.
Martín, al saber eso, se enojo mucho que los siguió.
Mariana y Juan empezaron a sentir una sensación que nunca habían sentido antes: era amor. Ellos seguían sintiendo eso hasta que Juan fue valiente y el la besó, fue un beso muy apasionante; al ver eso, Martín se sintió destrozado y se fue.
Cuando iba caminando escucho que lo llamaban, empezó a seguir la voz hasta que encontró una anciana, ella le dijo que lo podía ayudar con su problema pero que quería algo a cambio. Martín le pregunto que quería, que lo conseguiría, ella le dijo que al final de la próxima luna llena ella tenia que comer algo o sino moriría. El le pregunto que comía; ella respondió almas. El poseído por la maldad de la venganza acepto inconcientemente de lo que le había propuesto. La anciana le dio una poción mágica y le dijo:-si no la usas con responsabilidad, alguien la vida perderá- y desapareció.
Martín no sabia para que era lo poción pero la guardo. Al día siguiente no le hablo en todo el día a Juan por que estaba muy enojado con el.
Pasaron dos semanas desde que Martín había visto a la anciana hasta que se da cuenta de que la próxima luna llena seria mañana, en ese mismo momento uso la poción (la tenia en el bolsillo) y la puso en la bebida de Juan, pero él no se la tomo, se había confundido de vaso y tomo del vaso de Martín, y Martín bebió la poción.
No le había pasado nada hasta el día siguiente; la noche de luna llena se volvió a encontrar con la anciana, ella le dijo:-tu bebiste la poción a si que morirás-. Desde ese día nunca volvieron a ver a martín ni sus padre, ni sus amigos. Un día Juan encuentra una carta que dice:- Querido amigo:
Perdón por lo que te hecho. Espero que seas muy feliz.
Martín-.
La carta no decía de quien era ni de donde venia, solo decía: para Juan.
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