_ no serás nada en esta vida.- le dijo mientras incrustaba sus oscuros ojos sobre ella, y su pose demostraba burla y superioridad.
Se quedó quieta, estática, mirando a ese hombre que le tenía todo el respeto que le merecía, ese hombre que temía sin saber la razón, esa persona madura y huraña que estaba frente a ella, su padre. Desde muy pequeña siempre la había inculcado tres cosas:
_ atarse bien los cordones de las zapatillas. (Si no sabia hacerlo era una estupida niña torpe y anormal)
_ no meterse con los compañeros de la clase, ser una niña buena, educada y callada.
_ Y ante todo: estudiar, estudiar y estudiar. (Sino lo hacia, seria una vagabunda y una analfabeta en lo que le quedaba de vida).
Pero ella no iba a darse por vencida, ahora ya tenia control sobre si misma, se había sacado el graduado, y había hecho varios cursos, terminó peluquería, y aunque no se sentía del todo orgullosa de si misma, sabía que en un próximo futuro ella si iba a ser alguien. Ya había aguantado las humillaciones y manipulaciones de su padre y de los demás, y esta vez, todo iba a ser distinto.
Con sus ahorros, consiguió sacar un billete de tren, rumbo: Madrid. Ella quería ser escritora, supo de esa adoración cuando paseando por las calles, vio un cartel que decía “taller de nuevos escritores, nuevas promesas”, aquello, por supuesto, le llamó la atención. Cuando entró se entusiasmo inventando historias, leer libros que jamás creía poder leer, y hacer cada un ejercicio sobre trabajar con la imaginación.
Compartió ese sueño con su padre, pero este solo le dijo:
_ ¡ja!, déjate de tonterías y trabaja, ese mundo no es para ti.- aquellas duras palabras hicieron que ella se creara un escudo mas potente, mas fuerte. Claro que lo conseguiría y por supuesto, se lo demostraría.
Entre clases y clases, y planificándose entre trabajo y estudio, consiguió dos cosas:
_ Un salario bueno
_ ser una futura promesa.
Poco a poco, entre ayudas y fortalezas, consiguió publicar varios poemas, relatos y un corto libro de autoayuda. Su foto fue enmarcada en sus obras, ahora si se sentía orgullosa de si misma. Y ahora sabía a lo que quería dedicarse en toda su vida: a escribir.
En una de sus entrevistas, vio a su padre sentado en una de las sillas, hacia mucho que no lo había visto en persona, estaba mas gordo, malgastado y algo triste, ella pensó que ese hombre que la miraba con jubilo, cuya soledad enmarcaba su maduro rostro, era ante todo su padre. Pero decidió darle una pequeña lección.
_ ¿puede decirnos lo mas triste o lo mas decepcionante que le han dicho alguna vez en su vida?- le preguntó un periodista.
Ella bajó la mirada, se relamió los labios, suspiró y miró a su padre.
_ si, una vez alguien me dijo que jamás yo iba a ser alguien importante, en vez de decirme que yo era lo más importante para esa persona.
_ ¿quiere decirle algo ahora a esa persona?- volvió a preguntar la misma voz.
_ Si, ahora quiero decirle que si que lo he conseguido y que ahora es el que tiene que demostrarme a mi que clase de persona es en realidad.
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