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nos fuimos al fin del mundo para olvidar. nos fuimos para cambiarnos el nombre y para quedarnos un rato calladas mirando lo que teníamos al frente.
nos fuimos porque era tanto el peso y porque necesitábamos la lluvia para lavar nuestra mala suerte.
desaparecimos para que nadie pudiera encontrarnos por algunos días. lo apagamos todo, nos perdimos para poder encontrarnos. nos perdimos para comenzar a vivirlo todo como si fuera la primera vez, para que nuestras vidas no dependieran de la decisión de otras personas.
a veces nos levantábamos queriendo seguir perdidas, entre la niebla y el frío.
antes me miraba al espejo y no me reconocía más: tenía en la cara la expresión del miedo, la sombra del miedo. me vaciaba de a poco para retroceder siempre sobre mis pasos, para quedarme parada sobre toda la intranquilidad. tomaba pastillas para conciliar el sueño porque me dolían demasiado los ojos para poder cerrarlos por mí misma. me dolía cada hueso tendida en la cama, me dolían todas las imágenes que se me venían a la cabeza. las tomaba porque tenía la esperanza de entrar en un coma onírico y dejar de pensar tanto. no porque quisiera morirme, eso habría sido tan absurdo. sino sólo porque necesitaba dormir días enteros para sanarme por dentro pero siempre acababa por abrir los ojos en la mañana con esa decepción de despertar.
hace tiempo que no era yo, era sólo una ermitaña que había olvidado cómo hablar con otro ser humano. los días pasaban siendo lo mismo que el anterior y así el tiempo se colaba silencioso entre las paredes de mi habitación.
sabía que ella sentía lo mismo o parecido. sabía que estaba tan vacía que lo demás poco importaba. sólo sentarnos en su cama a conversar con un cigarro en la mano. y planear.
planear la forma en que queríamos ser, en lo que llegaríamos a ser.
nos ahogábamos en el hastío de ser dos inconformistas, dos seres complicados buscando la felicidad. por eso decidimos viajar.
teníamos que irnos donde nadie nos conociera para poder encontrarnos y regresar.
no sabes lo que quieres hasta que lo ves, y nosotras no veíamos nada.
"nuestra única convicción era no volver tener ninguna", decía un libro que leí años atrás. y nosotras teníamos eso: no sabíamos quiénes éramos pero al menos sabíamos quiénes no éramos.
y partimos bien lejos, sin mirar atrás. |
Texto agregado el 31-01-2010, y leído por 151
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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31-01-2010 |
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Texto planteado en plural, pero que trasciende por ser un enfoque individual. Imágenes bien compuestas: como, 'el temor a despertar'. Te felicito. peco |
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