La vereda de la calle principal está vacía.
Bajo el techo de este viejo edificio
Sentado en un escalón
Mirando hacia el frente
Fumando mi cigarro
Intento poner mi mente en blanco.
Sin poder entender mi propio afán
Miro al cielo nublado,
Semejante a un mar gris
Y escucho como en su timidez
Caen las gotas de una en una,
Como pequeños golpes contra el tejado
Que me cubre,
Como queriendo partir el cemento de esta blanca vereda.

Respiro profundamente
Y veo como salpican las gotas
Que caen al suelo
Alcanzan a mojar mi cigarro.
Soplo un poco de humo
Y me da la impresión de que se expande al infinito.
Me veo cubierto por una densa niebla
Mientras la lluvia cae
Y aumenta su fuerza.
Pasan las horas y sigo casi inmóvil entre un
Cigarro y otro
Viendo como se llenan las calles
Viendo a la gente huir a sus casas para guarecerse
Siento que el agua me ha llegado a los tobillos,
Pero no es razón suficiente
Para arrebatarme este momento de dulce paz,
Momento de paz, que seguramente terminara en resfriado.
El techo dejo de protegerme hace mucho
Y de pies a cabeza me encuentro empapado por Las lágrimas del Maestro
Por esta lluvia de enero,
Que en este momento me seduce
Y me invita a caminar.
Una vez más emprendo una marcha sin rumbo
Buscando algo que no sé que es
En las calles desiertas,
En la noche oscura,
Con el agua por las rodillas,
Disfrutando de mi lugar feliz
Disfrutando de esta lluvia que cae en enero.