Los últimos estertores violentos de un amor,
se fraguan en palabras poderosas,
entre el olvido y la desgracia
antiguo huracán en plena calle Rivadavia,
como el lento andar del viejo que junta cartones desmesurados,
el sudor de las dominicanas
y el ulular de los carros policiales alrededor de la plaza,
toda la miseria humana junta al costado de la terminal del 88.
En esta gigantesca apoteosis del mundo,
me llevare tu voz para los días de plomo,
como un zarpazo que se guarda en el bolsillo.
Texto agregado el 26-01-2010, y leído por 85
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Lectores Opinan
26-01-2010
Las voces vibran, sintonizan con el alma y elevan el espíritu. ¡Muchas gracias por compartir tan bello texto! kendaumin
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