Dilucido cuántos años hace que soy papá.
Y hallo que en ese tiempo y espacio hay cabida para 87000 mates o también para beber como 27000 cafés.
¿ Y que soy suegro?
Menos, mucho menos.
Como 42 cafés o 270 mates.
Pero ya estoy imaginando cuántos cafés o mates faltan todavía para ser abuelo.
Mis unidades de cálculo entonces ya no son horarias: son bebibles y poseen color marrón o verde.
Para calcularlas no preciso relojes ni husos horarios.
A las mías las degusto y paladeo.
Les agrego o no azúcar.
Un de estos días las propongo y patento.
Pero me daría lástima de arruinarle la vida a los relojeros.
Después de meditarlo superficialmente me dirijo a la cocina y preparo una simple comida: Huevos pochées acompañados de habas , tomates quemados y panceta.
Terminada la misma descanso y me vienen a la memoria estas letras que ya hace demasiado tiempo no escucho:
¿ Qué vas a hacer esta noche?
Vamos, te invito a pasear.
O, si prefieres, un cine
o tan sólo caminar...
Texto agregado el 25-01-2010, y leído por 207
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Lectores Opinan
29-01-2010
Y con esas cosas cotidianas, simples y hermosas, se nos va la vida.***** MujerDiosa
26-01-2010
Muy bueno muy cotidiano. Nosotros con mi hijos contamos las noches sin dormir. Mi marido cuenta las vueltas que le dio a la mesa con el bebé alzado intentandolo dormir. Creo que le dejo un surco.
Cada uno su claculo.
Un abrazote makiu