Una guitarra suena entre la bruma,
desierto de acordes y letras,
mis dedos son testigos
del hastío del universo
y su cara cada día más amarga.
El duende duerme bajo el parque
donde se plantaron las artes
y no despierta.

Amenazan las estrellas con apagarse
y el sol y la luna,
amantes de altos lares
y bajas pasiones,
me ven caminar entre la niebla
que abre el cajón de las ilusiones.

Tengo cada día
un cigarro más que fumar,
un acorde más que buscar
y una salida de puertas cerradas.
Un vaso vacío,
un camino por andar,
una cama medio vacía
y ningún altar al que rezar.
Un perro en las nubes,
una infancia horonda,
un tatuaje de ancestros
y un amor en la corte...
...y no hayo más salida…
…que salir a buscarte.

Jerez 23 de Enero de 2010