Intimidad desnuda de retazos, de colores
bajo un baño de luz rígida, esperas líneas
trazando tú destino, fugada de un harén
el miedo te aniquila, la luz te paraliza el sueño.

Infinita, con tu cabellera rubia suave y fuerte,
en ese cuarto deforme, sin muebles ni paredes
esperas quieta, escondida en tu silla liviana,
tu duende que no llega te agobia, es absurdo.

Criatura perdida, aturdida, ignorada por ellos,
que te estudian cegándote para que no los veas,
pretendiendo domesticarte en la vigilia de tu noche,
tus ojos elevan una súplica escalando lo incierto.


MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI