El fuego del mundo convierte en ceniza los restos de mi alma
Mi esperanza se desvanece con el martilleo de aquellas voces inocentes de esta profunda enfermedad galopante entre pocos.
Enfermedad de sueños y de llanto, de llagas en la mente cal en los huesos y entrañas en las manos, son pocos los que sienten la fe resquebrajada, son pocos aquellos que sienten la razón tan cerca que prefieren volar a sus propias reglas y siguen siendo pocos los que las soportan son pocos los que enfrentan la sagrada ira del señor y son pocos los que disfrutan la ausencia de las sombras son pocos los que con lagrimas en los ojos y una lapida en las piernas continúan su camino.
Texto agregado el 18-06-2004, y leído por 173
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