El sueño de Richard Thomas es que las generaciones próximas escriban literatura al estilo Richard Thomas; él es un hombre que sería completamente feliz si la felicidad dependiera del éxito.
Un jueves por la tarde Richard Thomas miraba la pared y el olor a vacío de su departamento llenaba y esparcía su imaginación hasta el límite del universo, lugar que sólo Richard Thomas pudo conocer. El talento y la maravilla son decisiones que un hombre debe tomar, Richard Thomas optó por ser talentoso.
Olvidó los simulacros literarios, a partir de ese día cada frase que brotara de su maquina de escribir color verde olivo, estaba destinada a la gloria de la literatura universal. Lógicamente dejó de escribir y el tiempo de escritura lo pasó a ser tiempo para la observación, el raciocinio irónico que contiene la nada, la búsqueda de la inspiración inducida.
Pasaron seis años sin que Richard Thomas volviera a crear ideas con las teclas oxidadas de su maquina de escribir, su rutina era la misma: leer, mirar, razonar, pensar; por casualidad un jueves por la tarde, Richard Thomas empezó si primer novela.