Caminando por la caliente arena
de la mar azul y embravecida,
pude observar el lento vuelo
de una hermosa gaviota herida.
Iba cansada y muerta su esperanza
y cayó en la mar embravecida,
así muchas veces en el mar de mi vida,
he caído como gaviota herida.
Pero como un arroyo se convierte en un río,
mi fe cambió mi ser en un árbol florido,
y comprendí en ese gesto Supremo
que para llegar a Tí,
fue menester haber estado herido.
Texto agregado el 21-01-2010, y leído por 99
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
04-03-2010
*****muy merecidas tiene fuerza y cadencia me gusto saludos guero
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