Voy a leer la carta que Alexa dejó sobre la tele donde explica por qué me abandonó.

Inútil. Supongo que a estas alturas del día ya te habrás dado cuenta de que no estoy en la casa. Te he dejado. Así es, no pienso regresar. Nuestra relación está tan podrida como los vegetales con los que cocina tu madre sus guisados. En poco menos de dos años me demostraste que he sido una pendeja por enamorarme de semejante neandertal. Escuchaste bien, yo te amaba. Sin embargo parece que tú no. No puedo convivir más contigo. Tengo el alma desgastada. ¿Acaso es tan difícil jalarle al retrete? Por amor de Dios, en el departamento lo permito porque es tuyo, ¿pero en casa de mis abuelos? Jamás tuviste un detalle conmigo en todo este tiempo. Las cenas de aniversario las pagaba yo por que el señorito andaba por la vida desempleado tratando de encontrar un editor que le pagara lo suficiente para vivir sin apuros diez años por una novela de cincuenta páginas. ¿Dime qué cochinadas son esas de escribir acerca de una superhéroe transexual? Nunca vas a cambiar. Ni conmigo ni con tu pornografía. Mira, no quiero herirte, pero eres lo peor que me ha pasado. Tuvimos nuestros buenos momentos, pero tristemente eran cuando rompíamos y con otras personas. Quiero que sepas que no te guardo rencor, pero si me buscas o tratas de tener contacto conmigo te demando. No sé cuando pasé por mis cosas. Tal vez nunca. Como sea no te las regalo. Debes controlar tu apetito sexual. No es precisamente sano masturbarse con cocodrilos de peluche. Encuentra a alguien que te ayude. Es posible que dentro de todo aún te quiera. Pero estoy decidida a marcharme. Créeme que no voy a olvidar todo lo que vivimos. Es imposible no acordarse de la vez en que defecaste con los pantalones puestos en la ceremonia de graduación de mi primo Pipo por qué creíste aguantar hasta llegar a la casa. Lo que quiero decir es que… no sé. Deseo que tengas éxito en tu vida y que las hemorroides sanen. No puedes trabajar en la computadora de pie todo el día. Sé feliz y jamás se te ocurra buscarme. Besos.

¿Entonces me abandona? Pues bien, la cabeza en alto, me dije con un tono optimista y un tanto cursi, mientras hacía un avión de papel con la carta. Salí del departamento y pasé por Bicho. Luego pasamos por sus amigas. Esa noche dormí con Italia, Galáctica y Amazonas. Al mismo tiempo. Es extraño, pero ese día ha sido de mis favoritos.