NO ERA CIELO

Miré aquel cielo nocturno, por primera vez lo mire sin mirarlo. Tú no eres nada, no te creas hermoso, pues continúas igual como si mi padre todavía estuviera bajo tus pies.

Cielo:
Pues claro que no soy nada, yo nunca dije lo contrario y tampoco hermoso, debe ser que me queréis ver vosotros como algo más de lo que soy.

Idala:
Nunca tampoco antes llegué a sentir algo al contemplarte.

Cielo:
Tal vez fuera precisamente porque me contemplabas y esperabas algo más de mí. Aquella noche me miraste sin prejuicio e hiciste el tuyo propio.

Idala:
Sí, así fue, te miré sin esperar algo hermoso porque estaba enfadada con la vida, se había llevado a mi padre sin más y tú estabas allí como siempre con tu lunita y tus estrellitas como diciendo mirad todo el mundo lo hermoso que soy. No tuviste en cuenta que un ser tuyo había muerto.

Cielo:
Sí lo supe, pero debía continuar adelante con mi función en la vida igual que hiciste tú.

Idala:
Ja,ja. ¿Función? ¿Qué función?

Cielo:
Yo también vine a la existencia sin saberlo como tú, yo no cree la vida ni la muerte.

Idala:
Pero tu eres la existencia, tú eres el sol, el aire... sin ello nosotros no estaríamos aquí.

Cielo:
Lo que somos lo hemos creado entre todos, yo no soy todo lo que ves, no soy el aire, el sol, la luna, las estrellas... formo parte de ellos pero cada uno se formó en su momento y unos dieron paso a los otros y así se fue ampliando la existencia. Te hablo en nombre de todo porque yo no soy el cielo, me habéis puesto este nombre para hacer una pequeña diferenciación. Has dicho que tu padre era un ser mío, es cierto porque todos formamos parte de todos así como yo también formo parte de ti.

Idala:
Que nosotros formemos parte de lo demás en cierto modo lo entiendo porque los hombres aparecimos después y sin sol u otros elementos nos moriríamos. Pero que lo demás forme parte de nosotros no lo entiendo porque sin nosotros lo demás no moriría.

Cielo:
Pero venís de todo lo demás, tenemos algo en común como parte de la materia y energía, si el padre de una hija muere la hija no morirá al igual que el cielo tampoco.

Idala:
Si... bueno… ya sé, con la diferencia que la hija lo sentirá y lo demás no porque no tiene el mismo sentimiento ni forma de pensamiento, entonces no sé porque estoy hablando contigo y tú conmigo.

Cielo:
Muy sencillo, tú estás hablando conmigo y hablando tú por mí porque te sientes relacionada con lo demás y como todos formamos parte de un todo puedes hablar por mí porque estoy dentro de ti.
Estás haciendo tu propio juicio de la existencia - nuestra existencia-, tu juicio sea cual sea es el que valdrá para ti.

Idala:
Me ha gustado mucho hablar contigo. Espero que nos volvamos a encontrar.
Antes que se fuera mi padre tampoco había sentido nada especial al contemplarte. Acabo de asomarme por la ventana y te he sentido un poquito, probablemente ahora empiece a mirarte como a algo más humilde de lo que creía.