Bello día, el sol resplandecía...
Las canicas caen del bolsillo de Daniela,
-¡qué curiosa es mi pequeña nietecita!,
gritó su abuelo, aquella mañana fatídica...
quiso el Kharma que se aplastase una hormiguita,
y durante toda la mañana lloró la pequeña Danielita.
Pronto, su abuelo, consoló a la chiquetita,
pues le enseñó algo que jamás olvidaría:
El sonido natural, la música de Altamira,
sonó tan bella la dulce melodía,
del caer de las canicas en aquella montañilla,
que Danielita no paró de componer durante días.
Hoy Daniela, es una jovencita,
bella, sonriente y delgadita...
Pero sobre todo, es esclava de sus manos: pianista.
Muchas cosas ha compuesto,
dedicadas a su abuelo. Pero sobre todo, agradécelo, Daniela, a aquél hormiguero.
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