.... ¿Cuánto tiempo tarda el amor en sorprendernos? Y cuánto tarda, amigo mío, el amor en ser amor? ¿Cuánto tarda el amor en ser de dos? ¿Cuántas veces es posible amar al tiempo? Y, ¿Cuánta vida se requiere para amar? ....
Estimado compañero:
En estos momentos me encuentro en una difícil situación. Y esta es la verdad. Por favor le ruego que no se ría durante este mensaje. Es mi corazón el que le escribe, el que quiere decirle lo que siente.
Como bien usted sabe, soy una mujer sentimentalmente comprometida, y hasta hace poco, aparentemente enamorada. O por lo menos no tenía el tipo de problemas que ahora tengo. Como usted, por ejemplo. Usted se me ha convertido en un problema.
Se ha convertido en mi talón de Aquiles. Es usted mi mayor debilidad y cada día que pasa, veo como el cielo se ilumina con el brillo de sus ojos, mientras los míos se cierran para imaginar por un instante que jamás lo conocí. Es usted mi mayor adicción, porque mi piel pide a gritos su piel cada noche, cada segundo, con cada poro y en cada cosquilla. En principio era mi cuerpo el que mandaba, el que me exigía perseguirlo, desearlo, el que se sentía perfecto a su lado, el que quería besos en rincones jamás explorados y orgasmos dulces entre las cobijas.
-Pero ahora-
Es usted mi mayor preocupación. Me preocupa que lo quiero. Que lo quiero imposiblemente. Que lo extraño necesariamente. Que lo pienso insoportablemente, que mi alma ya se fusionó con la suya, convirtiendo este juego en algo intolerable.
En este momento de mi vida yo podría salir corriendo y dejarlo todo. No me importaría. Dejaría a mi paso el viejo amor, agradeciéndole por la buena compañía, los buenos momentos y las sanas costumbres. Podría arriesgarme a compartirlo siempre, resignarme a esconder mi alegría y mis ganas de besarlo cada vez que está cerca, negarme la posibilidad de ser libre a su lado, esperando nada de usted, salvo pedacitos de su vida que solo sirven para alimentar de a poquitos mi corazón aferrado a su presencia y raticos de silencio que solo sirven para amedrentar el miedo. Mi miedo a no poder entregar el corazón, o a entregarlo demasiado, miedo a cometer errores o a no querer enmendarlos. Le tengo miedo a usted y al amor, fusión peligrosa e imposible, que inexplicablemente ya estoy empezando a percibir cada vez que me percato de su existencia.
En resumen quiero pedirle, insinuarle, sugerirle (y casi rogarle) que actúe de manera responsable. Que si me va a querer me quiera con todas las ganas; que si se va arriesgar, se arriesgue conmigo hasta las últimas consecuencias, y que si decide responsablemente estar conmigo, comparta también conmigo, la culpa hasta el final. Sería injusto pedirle imposibles, pero rece conmigo porque esto, no se nos salga de las manos y entonces, tengamos al fin que decidir, quienes deben cargar la culpa y quienes, el sufrimiento.
(Sobra decirle, que yo preferiría cargar con lo primero)
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