Escribe: borarje


Ante el dantesco panorama que se nos presenta por medio de la prensa mundial luego del terremoto ocurrido en Haití, con "cientos de cadáveres abandonados sobre el pavimento" y "destrucciones enormes e indescripitibles" en las edificaciones, surge una vez más el dilema: ¿Por qué Dios Permite estas tragedias? Y las afirmaciones no se han hecho esperar: "Dios no puede ser el ser bueno que nos presentan"; "Dios no es omnipotente como nos lo han dicho"; "Dios no existe".

Estas y otras interrogantes mayores han preocupado a muchas personas con espíritu religioso a lo largo de la historia humana y aquellos que carecen de espíritu religioso se valen de las mismas para apoya "su verdad".

"La noche del 12 al 13 de enero fue sin duda la noche más larga para los haitianos golpeados por un terrible terremoto que ha dejado enormes cantidades de víctimas e importantes daños", señala el portal Haiti Press Network, uno de los primeros en difundir la noticia por el mundo, noticia que ha conmovido a la humanidad entera.

¿Por qué ocurren estas tragedias, por qué hay accidentes y enfermedades? ¿Por qué nacen bebés con limitaciones mentales o físicas? ¿Por qué existe la muerte y se anticipa para terminar con tantas vidas? Frente a las mismas preguntas surgen diversas respuestas, según las diversas posturas o formas de comprender a Dios e interpretar su existencia en virtud de su relación con la humanidad, respuestas tan diversas como encontradas en algunos casos.

Los seres humanos vivimos una autonomía y una libertad que fueron concedidas por Dios. No todo lo que ocurre en el mundo depende de Él, el universo no obedece a su voluntad. Los procesos naturales funcionan por una relación causa-efecto y no por una ley divina. Dios no es el creador de todo lo que existe, Dios creó todo lo bueno y trascendente que existe; pero existen también cosas que no son parte de la creación de Dios. Reproduzco unos fragmento de otra Columna del Miércoles escrita entre bromas y verdades (El Génesis actualizado, texto agregado el 19-03-2008):

"Dios creó los vegetales, luego enseñó al hombre a preparar ensaladas para que con sus propiedades alimenticias el hombre mantuviera un cuerpo sano y fuerte, una piel tersa y músculos bien construidos, pero llegó el diablo y proporcionó al hombre los aderezos cargados de colorantes y de saborizantes artificiales, ricos en grasas y en azúcares para contrarrestar los beneficios de las ensaladas." "Y Dios procuró que las patatas tuvieran propiedades energéticas y reguladoras para el consumo del hombre, con alto contenido de almidón y de vitaminas hidrosolubles, minerales y fibra, sin faltar una gran cantidad de proteínas, pero llegó el diablo y enseñó al hombre a preparar patatas fritas."

La autonomía de la que disfrutamos como seres humanos es vital para que se llegue a cumplir el plan de Dios, que lleguemos a ser personas en el amplio sentido de la palabra. Me parece muy injusto y hasta simplista culpar a Dios por todo lo que ocurre en este mundo y en nuestra vidas. Si Dios lo regulara todo a su voluntad pasaríamos a ser como robots con vidas predestinadas, manejadas, y predeterminadas, y no es lo que Dios desea de nosotros.

¿Dios será culpable de la pobreza que existe en el mundo? ¿No será que somos los mismos hombres los creadores de esa pobreza, de la miseria de tantos seres humanos? La codicia desatada, alejada de lo que Dios quiere de nosotros, es la creadora de la miseria de una mayoría de seres humanos.

¿Dios será culpable de los tsunamis, de los terremotos, de las sequías prolongadas, del famoso calentamiento global, de la contaminación de los mares? Yo pienso que la responsabilidad está en los hombres que no hemos tenido la mínima prudencia para transformar nuestro entorno, siempre en busca de un bien económico.

Dios no creó las enfermedades, tampoco está para curarlas. En la Edad Media se creía que las pestes eran obra de seres malignos en complicidad con las brujas y por ello se les combatía, hasta que un hombre -haciendo uso de un tesoro que Dios puso en nuestras manos: la ciencia y la inteligencia para desarrollarla- Louis Pasteur, desarrolló la solución para las pestes, entonces quedó claro que las pestes no eran la voluntad de Dios, sino un descuido de los hombres.

Dios no salva de la enfermedad, Dios nos salva en la enfermedad; Dios no salva de las tragedias, Dios nos salva en las tragedias.

Y termino con un cuento que alguna vez escuché:


En un poblado rural vivía un hombre que había dedicado su existencia a la oración, a hacer siempre la voluntad de Dios, era conocido como un verdadero santo en la tierra. Una noche el pueblo fue despertado por las sirenas de la policía pidiendo que todos abandonaran la población, todos debían salir hacia las zonas más altas porque la cortina de la presa cercana estaba a punto de reventar.

Todos, menos nuestro santo personaje, abandonaron la población, por lo tanto, regresaron los agentes para hacerle ver el peligro y para hacerlo salir, pero encontraron la siguiente respuesta:

--Estoy orando, estoy pidiendo a Dios que no permita esta tragedia, Dios me va a escuchar, porque yo nunca le he pedido nada, siempre le he servido sin ahorrar esfuerzo, hoy me tiene que escuchar, sé que lo hará, de manera que no pasará nada.

Pasaba el tiempo y el agua que escurría por la cortina de la presa comenzaba a llegar a las calles del poblado. Pronto alcanzaban un metro de altura. Regresaron en un canoa para recoger a aquel hombre que ya estaba en la planta alta de su casa, pero de nuevo respondio:

--Nada va a ocurrir, esto se detendrá, Dios me va a escuchar.

El agua siguió subiendo, el hombre tuvo que subir a la azotea de su casa y la corriente era muy fuerte, tanto que necesitaron de una lancha con poderosos motores para llegar hasta él --tiene que salir o morirá -- le decían.

--No voy a morir, Dios es omnipotente y me escucha, Dios evitará que muera.

Siguió subiendo el agua y llegaba a las rodillas de aquel hombre que ya no tenía más hacia donde subir. Llegaron los rescatistas en un helicóptero, pero encontraron la misma respuesta.

--Dios no va a permitir que muera, ya lo verán.

Terminó por reventar la cortina de la presa y aquel hombre murió ahogado.

Al llegar ante Dios lo primero que hizo fue reclamarle profundamente decepcionado:

--¿Por qué me dejaste morir? ¿Me engañaron al decir que eras bueno? ¿Acaso no eres omnipotente?

Y Dios le respondiö:

--¿Que yo te dejé morir? ¿Acaso no te envié un aviso cuando el agua aún no mojaba el pueblo? ¿Acaso no envié una canoa, una lancha de motor y hasta un helicóptero para que salvaras? Tu muerte es responsabilidad tuya.


Y así como dice el cuento, las tragedias son siempre responsabilidad de los hombres, aunque las víctimas, por lo general, no sean los verdaderos culpables.


* En Cancún, costa mexicana del Caribe