Ser buena duena de casa ¿Para qué o para quién? Patricio, mi marido no me ve ni aprecia nada. Llega cansado, elocuencia nula 'El trabaja mucho' en cambio a mí me sobra el tiempo para pensar estupideces. Intento reconquistarlo, cambiando los muebles de lugar y los adornos, lo atiendo lo mejor que puedo. Lucha inútil, a mis cuarenta y siete años clamo por su compañía, su afecto. Cada día es más indiferente. Estoy muy sola, mi hijo estudia en otra cuidad. Cansada de todo esto decido preocuparme màs de mi apariencia. El lo nota y me critica, que tengo la cabeza llena de banalidades por la ociosidad, que estamos envejeciendo. El gesto de sus labios denota ironía.
Con cierta timidez regreso a mi modesta vida social, a el solo le interesa saber cuanto gasto en cuotas y regalos. Con mis amigas celebramos los cumpleaños del mes y si no hay los inventamos y vamos a comer a un restaurant. Y así conocí a Juan Luis, joven divertido, su simpatía llenaba mí alma con su alegrìa, sus dichos. No se si fue venganza o en esta soledad, necesidad de sentirme importante para alguién y acepté complacida sus galanteos. Esta edad no volverá y me llené de ilusiones, acallando mi razón, feliz y sintiéndome joven. Regreso a casa con remordimiento, pero Patricio tampoco ha llegado y si está no me mira, porque me engaña hace tiempo.
Como siempre lo bueno dura poco, Juan Luis ascendido y enviado al norte con un sueldo inmejorable. Lloro y le pido que no se vaya. Vendrà a verme, lo promete e intercambiamos las medallas, la mía de oro y la de el de plata.
Nos volveríamos a juntar y me saco mì argolla y el anillo e hizo como que lo lanzaba al aire y se la echó al bolsillo entre besos y bromas. Y los olvidè y regresé a casa y el pánico me cogió, mi marido podrá darse cuenta, pero ni me miró.
En la mañana siguiente un llamado telefònico de Juan Luis, que estaba llegando a mí casa, que tuviera la puerta abierta. Creí que venía dejarme mis cosas, pero no, venìa a despedirse y me cogió con tanta fuerza que me causò dolor y me llevò a recorrer las habitaciones- Del closet de mi marido extrajo unos zapatos nuevos, corbatas, relojes, el D.V.D. casi nuevosy varios objetos de cierto valor y se los pasaba a otro hombre que yo no había visto y que manejaba el vehiculo . Me dijo que no hablara y que el no me molestaría más y me tiró sobre la cama y se fué. Cerró la puerta de mi dormitorio y no supe que hacer.
El ruido del motor del vehículo se fué alejando...
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