ISAIAS
Sentado en un rincón del calabozo, Isaías puteaba y golpeaba con los puños los duros muros del pequeño y fétido recinto
No podía creer que lo tuvieran preso, como un vulgar delincuente, un pato malo de baja estofa, no era justo pensaba y menos con este nombre bíblico que se le ocurrió y que solo se le podía haber ocurrido a su padre, el muy péndejo el mas péndejo de los curagüillas de la “Cueva del Chivato”, mira que ir a ponerle Isaías el viejo maricón.
Putas, que lo aprendieran por algo con mas clase como un “chirimoyo” o un billetito de esos que le quedaban tan re bien hechitos que a veces hasta el mismo se confundía y se guardaba uno en el bolsillo de perro a modo de cuenta de ahorro para sacarlo cuando no le quedaba ni una chaucha para comer siquiera. Y ahí estaba cagandose de calor y mas hediondo que la cresta en este cachucho que se le ocurría uno de esos cagaderos de cajón que usaba en el campo un Domingo de verano como a las tres de la tarde que era cuando le bajaban esas intensas ganas de cagar y no tenía mas alternativas que encerrarse con una buena provisión de mentolato en las narices en el pequeño cajón maloliente. Y todo por la vieja de mierda del frente de su casa, vieja conche´sumadre sapa que lo cachó justo cuando se le atravesó el Señor Konrad y él le puso flor de patá´n lo hocico por andarse cagando en su jardín, y ahí quedó el señor Konrad con el hocico partido, sangrante y aullando.
Verlo y llamar a los pacos fue una sola cosa para doña Estela, con tan mala cueva para Isaías, que justo el día antes habían promulgado una nueva ley contra el maltrato a los animales. Y es que no soportaba a los animales y mucho menos a los perros, desde el día en que le sacaron la chucha por andar haciendo trampas en el juego de las cartas.
Isaías recordaba claramente ese día. Se juntaron a jugar una partida de cartas y por supuesto no era gratis, la cuestión es que el loco ochenta, el Betty, y el Tatucho estaban muy quemados porque él estaba a punto de dejarlos “pato”. Mientras repartía las cartas y se cagaba de la risa, el Meteoro, un quiltrito que lo acompañaba en todas sus correrías de pronto sacó entre sus dientes desde el mismo culo del Isaías un fajo de cartas igualitas a las que usaban en el juego y las puso directamente en la mesa, los tres contrincantes miraron las cartas y sin decir siquiera agua va, le sacaron la cresta y si no lo mataron fue por la pura suerte de que aparecieron los “tiras” que espantaron a los agresores. Así es que el “perro culiao” del Meteoro se fue de feroz patá en las costillas y desde ese día no volvió a confiar en animal alguno.
Ahora lo único que espera es que su compadre, el “loco ochenta” se ponga con las treinta y cinco lucas que cuesta la multa o si no se mamará treinta días en cana, y todo por la vieja sapa.....
Vocabulario
Chirimoyo..... cheque sin fondos o falso
Chaucha.... moneda de 1 peso
Pato... se dice de quien se queda sin dinero.
Quiltro....... perro callejero
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