Entre sal, arena y sol te refugias.
Destino, casualidad o causalidad,
te encuentro dónde menos esperaba.
Soy una marindia.
Y tu pareces de mi tribu.
La sal cura, cicatriza, neutraliza, mineraliza.
La arena pule, abriga, alberga, construye.
El sol energiza, despierta, ilumina.
El verano revitaliza a los marindios.
El imán es imposible detenerlo.
Cargaré con este karma,
hasta que des un paseo más,
por las constelaciones que te susurrarán,
el secreto que en el fondo del mar,
ya habías descubierto.
y si vuelvo a reflejarme en tu mirada,
viendo lo bien que se ve,
obséquiame una cómplice guiñada.
Ese es el ritual perfecto.
sellemos el pacto de esta tribu juntos.
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