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Inicio / Cuenteros Locales / deletreando / Note detengas a mirar las ramas viejas del rosal

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Nota previa: A los que hayan leído mi cuento "El día que nevó en Buenos Aires" les advierto que encontrarán una gran similitud. Es que tengo la costumbre de reescribir los cuentos ¿Deformaciones del taller literario?
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La bolsa de papel marrón ajado por el tiempo aún permitía leer “Vete de mi – bolero – autores Homero y Virgilio Espósito – Canta Azucena del Río”. Contenía un disco y una amarillenta hoja de diario. Estaba entre trastos viejos y muebles inservibles que retiraban para limpiar la casona.
Su curiosidad y la aspiración de llegar algún día a ser un buen periodista lo obligaron a leer.

La fecha del diario era de mediados de los sesenta y relataba la desaparición enigmática de la diva. Un presunto amante que se presentó a la Justicia declarando haberla matado en un ataque de celos resultó ser un desquiciado que fue internado en un psiquiátrico. No se encontró sangre ni indicios del asesinato en el domicilio de la cantante donde decía habían ocurrido los hechos. El departamento presentaba un desorden total y las huellas permitieron detener a un conocido ladrón que aceptó haber ingresado para robar al encontrarlo vacío. El cuerpo nunca apareció y finalmente el ladrón fue liberado por falta de pruebas.
El diario comentaba los rumores que aseguraban que la estrella seguía con vida. Algunos la ubicaban cantando en la radio días después del supuesto asesinato; otros aseguraban haber asistido a una de sus presentaciones en el teatro al día siguiente.
Finalmente dejaba entrever la posibilidad de que continuara con vida aunque resultaba incomprensible el hecho de que desapareciera abandonando éxitos y fama.

Por varias noches no pudo dormir. Veía una mujer hermosa desplazándose en un escenario lujoso sin que sus pies tocaran el suelo. Parecía ocultar alas en las gasas que flotaban en torno a ella despidiendo rayos de luz mientras cantaba.
“Solamente una vez amé en la vida” decía con una maravillosa voz que acompañaba a sus lágrimas y sus sentimientos, inundando el salón donde el público la aclamaba con las manos y los ojos enrojecidos.

Decidió investigar. El director de la clínica lo recibió para informarle que el supuesto asesino/amante estaba agonizando. Algunos internos habían peleado con él porque no creían en su versión de que recibía la visita de la invisible cantante con la que hacía el amor. Finalmente murió.
Buscó entonces contactarse con el ladrón tratando de ubicarlo en el domicilio que declaró en la fase judicial. Allí sólo encontró a una mujer que dijo haber sido su novia y tener un hijo de ambos. La visitaba muy de vez en cuando. Había regresado a su pueblo donde tenía mujer e hijos.

Obsesionado, quiso entrevistarlo. El viaje en tren duró varias horas durante las cuales durmió para volver a soñar con la dama que ahora parecía burlarse de su empeño.
Ubicó al hombre que, previo pago, se dispuso a acompañarlo de regreso a la Ciudad. En el atardecer de un día brumoso y frío se sentaron a la mesa de un bar de los suburbios. El humo y la escasa iluminación le impidieron por unos instantes ver a los demás parroquianos.
Una anciana mujer, andrajosa y ebria, cantaba por un trago. El alcohol aún no conseguía destruir la hermosa voz que decía “Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer”
El mozo le informó que solía desaparecer por un tiempo después del cual volvía, sobria y limpia, para volver a emborracharse y cantar.

Mientras la escuchaba con lástima y fascinación pensaba en la posibilidad de rescatarla. Podría escribir sobre ella. Cualquier periódico le compraría la noticia. Volvería a colocarla en la consideración de la gente.
La estrella había finalizado de cantar y salía del salón con paso tambaleante. Apuró al mozo para pagar y salió con intención de abordarla convencido que esa mujer debía volver a ser la que había sido.
A pesar de la niebla aún la veía avanzando dificultosamente entre la gente. Pasaron por debajo de la autopista cuando ya la oscuridad había devorado sus columnas. Del otro lado cada vez se hacía más difícil vislumbrar la figura de la anciana, que parecía borrarse en la bruma e ir transformándose en una estela luminosa y ascendente hasta desaparecer en la copa de los árboles.
Creyó que su mente y sus sentidos le estaban jugando una mala pasada y regresó sobre sus pasos tratando sin éxito de encontrarla en algún portal.
Se encontró parado frente a una vidriera de instrumentos musicales. La partitura abierta sobre el piano mostraba las estrofas del bolero que resumía el mensaje de la envejecida cantante:

Tú, que llenas todo de alegría y juventud
y ves fantasmas en la noche de trasluz
y oyes el canto perfumado del azul,
¡vete de mí!

No te detengas a mirar
las ramas viejas del rosal
que se marchitan sin dar flor;
mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar

……………………………

Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar




Texto agregado el 17-01-2010, y leído por 96 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
23-01-2010 me encantó***** fabiandemaza
17-01-2010 Una narración impecable, solamente superada por la calidad y madurez del texto. Muy bueno amigo. Catman
17-01-2010 Es hermosa la letra de Vete de Mi-- mira el paisaje del amor que es la razón para soñar-- eres muy bueno narrando felicito =D mis cariños dulce-quimera
 
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