Hola soy yo, desde pequeño mi hermano y yo hemos tenido muchas cosas, cosas que a veces no son el todo, mi hermano sufrió una grave herida debido a un fuerte golpe que recibió a muy temprana edad, yo tuve que hacer mi niñez casi por mi cuenta.
Hasta que conocí a unos amigos muy especiales, a quien primero conocí fue a Soledad, la quien conmigo ha estado casi siempre, jugamos todos los días pero nos aburrimos mucho porque a veces necesitamos a otro compañero. Pero una tarde vi a una pequeña niña llorando a la cual me le acerque y me dijo su nombre, se llamaba Melancolía. Soledad y yo la unimos al equipo y desde entonces éramos inseparables, Tristeza venia cada año ella era la mayor, doña Angustia era muy mala nos vivía asechando para asustarnos.
Pasaban los días y mi hermano sufría cada vez más, la doctora que curaba a mi hermano vivía a miles de kilómetros, se llamaba Felicidad y siempre estaba ocupada, Tiempo siempre se le hacia tarde para jugar con nosotros, Distancia jugaba por su lado yo hasta sospeche que le gustaba Tiempo, Ego el pobre siempre vivía en el piso su madre Autoestima era la única que podía con el. Un día en la mañana decidí cazar insectos detrás de mi habitación encontré con una Esperanza, pero cuando fui a atraparla voló muy rápido y se me perdió, creí que Alegría venia a verme, pero no encontraba pasaje, fue un día difícil pero mis amigos siempre estaban a mi lado, yo quería que mi hermano se recuperara y volviera a ser quien es, el me había confesado que Amor fue quien lo hirió, pero que por favor no le contara nada a Odio ni a Rencor, que el estaba jugando y sin querer Amor lo lastimó, pero que Paz y Fé oraron mucho para que volvieran a ser amigos. Pasaron los años y aún a mi hermano le queda una pequeña cicatriz, pero decidimos perdonar y darle otra oportunidad a Amor.
Cuando todo se había arreglado mis amigos que habían estado conmigo se apartaron de mi, ni a Distancia ni a Tiempo le importaron lo que sucedió, Ego había empezado a dar sus primeros pasos y se fue a vivir con su madre que había vuelto con su marido don Arrogancia, Soledad se fue lejos a vivir sola, Melancolía se la llevo Tristeza en unos de sus viajes.
Pero me sentía bien porque Alegría por fin encontró pasaje y no se pudo ir, la doctora Felicidad se mudo al lado de nosotros, y hasta un día en la mañana la Esperanza que había perdido regreso al mismo lugar donde la encontré. Ahora mi hermano y yo somos inseparables, y aprendí que con el amor no se juega y aunque queden cicatrices el odio y el rencor nunca serán los sustitos del perdón, la esperanza por más que la creas perdida siempre vuelve, y que con paz y fe la felicidad y la alegría siempre vivirá conmigo y con mi hermano. ¡A por si las dudas! mi hermano se llama...corazón.
Dagoberto Sanchez |