Cuando las forenses llegaron, el occiso yacía descuartizado sobre la losa.
-El cadáver tiene una data de menos de 24 horas- aseveró una.
-Es muy probable que quien la asesinó sea alguien conocido de la víctima-retrucó la otra.
-Los cortes del cuerpo fueron realizados con suma frialdad. Está claro que el asesino posee conocimientos quirúrgicos- expresó la primera.
-Veré que sucede con sus vísceras. Eso nos puede aclarar otros aspectos del crimen- aventuró la segunda.
Antes que prosiguieran su minucioso examen, algo enorme cayó del techo y aplastó a ambas profesionales. Una de ellas, moribunda, sólo alcanzó a ver difusamente al asesino.
La mujer, revista en mano, sólo guardó el pollo dentro del refrigerador, mientras exclamaba furiosa: -¡Estas malditas hormigas!
Texto agregado el 16-01-2010, y leído por 245
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