La felicidad es una trampa,
no lo dudo,
y la ignorancia es felicidad,
no lo dudo,
pero hoy
cambio una noche de éxtasis
por un minuto de ignorancia,
solo por hoy.
Maldita pasión abolicionista,
me siento como un ex drogadicto
predicando la abstinencia.
Texto agregado el 13-01-2010, y leído por 130
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