El águila y el ratón.

Un hombre vivía en la cordillera, en un lugar muy lindo y verde, rodeado de silencios, bosques y fuentes de agua lo que lo hacía un verdadero paraíso para vivir.
Los pajaritos y los animales no tenían miedo del hombre y eran todos muy felices en ese lugar.
A veces se veían conejitos muy cerca, jugueteando o sencillamente durmiendo plácidamente sin temor alguno.
Los perros respetaban a los gatos y a todo ser viviente en ese lugar, porque así el hombre los había enseñado.
Al hombre le gustaba nadar, y para su deleite en verano, tenia una gran piscina.
Cuando llegó la primavera decidió pintarla, así que procedió a vaciar el agua y la dejó secar varios días al sol, antes de empezar los trabajos.
Un día fue a mirarla y se encontró con la sorpresa que había caído un pequeño ratoncillo y no podía salir porque las murallas de la piscina eran muy altas y lisas.
¿Como sacaré a ese ratoncillo sin matarlo?—exclamó preocupado---
Al día siguiente volvió a ir a la piscina para ver en que situación se encontraría el pequeño ratoncillo.
¡Grande fue su sorpresa cuando no lo vio más!
Un águila lo había visto ya y lo cazó llevándolo en sus garras hacia su nido en cumbres más altas.
¡La naturaleza es así!

Tursol