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Por alla en 1930, luego de haber abandonado mi profesion de torero, gracias a una muy buen puesta cornada, mas abajo de donde termina la espalda, ingrese a engrosar las filas del ejercito, allí lo primero que aprendi fue el saludo.
La compañia en pleno marchaba al compas de una estruendosa y agitada voz, saludando a los mas altos oficiales que al unisono respondian, -- la suya por si acaso--, asi trasncurrio mas de un mes y por fin me decidi a preguntarle a un mayor ---¿porque al saludo responden los oficiales, la suya por si acaso? y me contesto -- gran bobo, si tambien nosotros fuimos soldados ----.
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Texto agregado el 12-01-2010, y leído por 198
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