Aquel día me desperté con ganas de un paseo, de esos que sólo son especiales cuando se recubren de una intención, de esos que se acompañan al son de la canción que te gusta, del recuerdo feliz, del ayer cristalizado, de los cristales rotos del sentimiento.
Pensé que era mejor huir de la rutina, ese monstruo implacable, unas veces dictador, otras libertario. Ese día sólo pensaba en ti. Quise rememorar las cortas distancias del andar. A veces la distancia hasta el destino es la misma que me separa de ti. Será sólo por pensar, por marear a la conciencia, por jugar a la gallinita ciega del desatino, por emborracharme de los ecos pasados del ayer.
El sol bañaba mi cara y sólo pensaba en la época del amor, los momentos de fulgor, alegría, pena, miedo, no saber qué va a pasar… Error: cuanto más sientes mayor es el vacío que dejan los sentimientos que se van en un tren sin destino. Si acaso quedan acrisolados, embebidos de fantasía, acompañados de los sentimientos que juramos nunca más sentir. Pero estos sentimientos, cuando son buenos, son rebeldes, se niegan a ser abandonados, no se dejan pisar por la voluntad… en el fondo no entienden de treguas.
Ayer pensé que era mejor no pensar. Pensar es jugar a la ruleta: cuando sale negro no hay más y si sale rojo, las espinas del tiempo pretérito rasgan las pupilas del corazón.
Andar ayuda, me dije reflexionando, pero andando por las sendas del olvido te quedas sólo ante el peligro. Pudo ser o no, ser o no ser, esa es la cuestión. No sé si pudo ser. Preguntarse estas cosas es como hacer memoria del momento en que se bifurcan los caminos y vemos, entre la bruma, el que dejamos a un lado.
No merece la pena sufrir, dicen los sabios, pero ¿y si es la única manera de sobrevivir, de darle el voto al partido de la melancolía? No sé, tal vez sea mejor dejar atrás el pasado, saber que no volverá sobre sus pasos. ¿Será mejor? No me rindo, se oye en el corazón, quizá es el viejo gruñón de siempre, aquel recuerdo aprisionado, el “debió de haber sido” que se vuelve a amotinar en el barco de la vida. ¿Qué hacía yo?... ahora me acuerdo, sólo pasear…