La guerra ha terminado,
me arrodillo ante tu cama
y rezo un rosario de suspiros,
un Ave María ante los encantamientos
que volaron por el portal
de tu lecho de vino.

Y me arrodillo ante tu cama,
y planto la bandera de la rendición,
que ante los rayos del sol,
responde con guiños huidizos
ante el mismo nombre de algún dios
y una luminosidad que otra vez...
... nos enseñó las herida de la guerra.

Y el tiempo se congeló en fragmentos,
en cortos trozos de tiempo,
que soñé mientras nadaba por tu cuerpo,
acuáticas metáforas de sueños.

Jerez, 8 de Enero de 2010