No quiero inventar un sinónimo para nombrarlo,
Su nombre es Abelardo...
Me enseñó a amar,
Probablemente me arrepienta de haberlo dejado volar...
Fui orgullosa y prepotente,
Pero fue por un enorme accidente.
Mi primer amor,
Mi primera pasión,
Mi única ambición: Unirme a él sin medir razón...
Rogué un poco de su atención,
Supliqué por una oportunidad más de amor,
Y con lágrimas en mis ojos, pedí perdón...
Perdón no por haberlo traicionado,
Mucho menos por haberlo cuestionado...
Perdón por haberme alejado.
Él, con un reluciente orgullo en sus ojos dijo:
"Si me quieres, déjame en paz".
Yo, con un llamativo corazón herido dije:
"Porque te quiero, no podré dejarte volar".
Pero... Después de tanto ignorarme,
De tanto juzgarme,
Acabó odiándome.
Ya no me ve como su sol, mucho menos como su amor.
Mis errores arruinaron todo lo vivido,
Mis síntomas acabaron con tantas sonrisas,
Mis confusiones terminaron con su entrega...
Hoy no sé si decir adiós,
No sé si decir gracias...
Solo diré:
Que jamás te falté,
Que siempre me entregué,
Que te amé...
Y que aún luego de tanto rechazo: Yo te amaré...
Amaré al Abe que fuiste,
Amaré al Abe que me enseñó a amar,
Al Abe que me descubrió,
Que me amó...
No a este Abe que me insultó,
me rechazó,
y me ignoró...
Creo, que después de tanto...Hay un inminente:
Adiós Abe. |