era una familia muy grande... veinte hombres y quince mujeres... un padre, un abuelo, cinco esposas y una abuela... de todos ellos tan solo pudo ser exitoso en la vida uno de ellos, el segundo de los mayores que fue una mujer... ella amaba su destino. por las noches miraba hacia el cielo y repetía en su cabeza: soy una estrella, muy famosa y todos me aman... todos los hijos se casaron, fueron algo bueno en la vida, con maridos y esposas, hijos e hijas y todos muy amantes de sus orígenes. amaban a sus padres. tan solo quedó nuestra buena segunda hija, soltera, pequeña y siempre dentro de ella se sentía muy exitosa... el tiempo siguió su camino, mirando de cuando en vez a nuestra segunda hija de esta voluminosa familia, y siempre escuchando los sonoros silencios de nuestro personaje... una noche en que el tiempo se hizo el importante, se detuvo un momento para todo aquel que respirase o bailara con el mundo y los planetas... miró a los ojos de nuestra amiga y escuchó sus sonoros silencios... el tiempo le preguntó el porqué se sentía importante ahora en que tan solo ella y sus innumerables sobrinos y uno que otro hermano rodaban por la existencia. nuestra amiga detuvo el pensamiento y se puso sobre sus pies. miró que las cosas estaban detenidas, el aire no soplaba, el cielo no respiraba y ella tampoco. caminó y todo estaba detenido. miró el rostro inexpugnable del tiempo y sonrió. ¿por qué sonríes?, preguntó el tiempo. ella detuvo su sonrisa y empezó a bailar alrededor de todas las calles inmóviles y silenciosas, cantando la misma melodía de siempre: soy exitosa y brillo como una estrella... el tiempo no supo qué hacer. alzó sus pesados hombros y volvió a rodar y rodar. las cosas siguieron su curso, los autos rodaban, la gente andaba o corría, el viento soplaba y nuestra amiga se fue volando al cielo como una estrella... los sobrinos y hermanos miraron su cuerpo inerte echado en su cama, no respiraba, sin embargo, tenía una bella sonrisa en la boca, y, sus ojos, sus ojos, brillaban como estrellas... uno de los más pequeños sobrinos cerró sus ojos y todos pudieron ver cómo su cuerpo empezaba a brillar como si tuviera un foco muy grande dentro de ella, haciendo que toda la familia se retirase un poco, y al poco rato su bello cuerpo dejó de brillar... todos volvieron acercarse y tan solo pudieron ver rosas en la cama de nuestra amiga... cogieron las rosas y las guardaron en un pomo para siempre... fue extraño al ver que cada noche el pomo brillaba sutilmente, como si fuera una linda estrella...