El último de una gran estirpe, diezmada por los superficiales miedos que azotan la mente humana.
Escondido de los ojos ajenos en una oscura caverna de las altas cumbres, ve pasar los años con indiferencia esperando que llegue su hora.
Ni siquiera él recuerda cual era su nombre, el último dragón que queda en la tierra,el último retazo de magia que consiguió sobrevivir a la evolución del hombre.
Sus ojos tan fieros y ardientes antaño, ahora solo destilan tristeza y añoranza por los recuerdos de su glorioso pasado. Su afilada tez, antes protegida por sus terribles colmillos, ahora se levanta hacia el firmamento desdentada mientras recuerdas tantas presas cazadas. Sus garras, antes grandes y afiladas, ahora están desgastadas y ennegrecidas por soportar su peso, y sus grandes y fuertes alas se han quedado inmovilizadas en su lomo, sirviendole solo para espantar a los molestos insectos.
Solo le queda una triste esperanza, mira hacia arriba y deja que la luna limpie sus cansados ojos mientras que su corazón lanza una eterna plegaría a los antiguos dioses.
Una criatura antiquísima atrapada en una época que no es la suya, viendo como el mundo cambia a cada instante.
Pero su sufrimiento, su pena pronto llegará a su fin ya que los dioses olvidados se apiadarán de su ser, darán fin a esa existencia de penas y recompensarán su alma dejándole entrar en sus infinitos jardines, donde sus alas volverán a ser poderosas y su rugido hará temblar el mundo de nuevo.