Te clavaste en mi mente desde el instante que conocí de tí.
Intoxicaste mis sentidos y nublaste mis pensamientos.
Aún sabiendo que eras fruto prohibido para estos labios, no dejabas de perturbarme.
Quize hacerte a un lado de mis recuerdos, pero tu presencia resonaba con más fuerza cada día.
Pensé que ya era tarde, cuando en tu vientre una nueva vida trajo algo de alegría a tu golpeada existencia.
Sin embargo tu seguías ahí, tan fría y tan distante como esperando algún milagro de poder alcanzar alguna pisca de felicidad.
Eres una bella mujer y tan triste a la ves, que me parece no es justo. Aún hay tiempo de olvidar el pasado, eso es lo mágico de Amar. Solo lo debes intentar...
Espero que algún día quieras curar mis heridas y me dejes sanar tú Alma... Y llegar a un acuerdo con ese pequeño ser. Yo le cambiaré sus pañales y ella cambiará mi Vida...