Saltó al vacío sin miedo mientras gritaba: “Dios, ahora nos veremos las caras, ¿podrás tocar un blues para un ateo?”. No había necesidad de buenos gestos, de creencias, ni de absurdos prejuicios.

Mató a un hombre, ese fue su crimen, pero extrañamente su crimen fue su mayor placer, su momento mas glorioso. En mundo donde la popularidad te susurra soy tu mejor amiga, dependes de mí, solo yo te haré feliz. Pisoteado por anuncios de televisión, niños y niñas monas con perfumes transparentes para dulcificar sus apestadas almas. Él nunca fue alguien importante, un hombre sin móvil por la imposibilidad de rellenar su agenda, un hombre sin hogar (solo casa) por la imposibilidad de invitar a alguien… pero ahora seria el rey malvado, mostrando con orgullo su corona antes sus súbditos, “la mala gente”. Crear ángeles es tan difícil… Un hombre y la felicidad, su búsqueda, mil rechazos, noches eternas y un deseo desbordado por los falsos vibradores de la sociedad.

Pensar q su propia miseria seria su mayor poder, y cada golpe recibido el alimento para su golpe más certero. El fue así, ni bueno ni malo, solo un pasajero en un mundo con reglas que no podía seguir. ¿Un asesino?... el verdugo de su propia pena, pues mientras alzaba su hacha colocaba su cabeza como alivio para su tormento. Sí, mato a alguien, pero pq no llamarlo daños colaterales, ¿no lo hacemos cuando nos interesa….?