A diez días del verano te atravesaste en mi vida como viento rebelde, ufano y fría mañana herida ¿Que felicidades traía mi corazón en los sacos de sus venas que en tus ojos veía razón y en mis noches penas? La razón que había perdido por confiar en la ternura a alguien había querido con delirio y con locura Hallé en tus ojos de miel ese amor, delirio y locura, sentimientos que sirven de piel en la inocencia y desventura.
Texto agregado el 06-01-2010, y leído por 223 visitantes. (2 votos)