Manuel, con la típica expresión de sorpresa, que se aferraba a su rostro, cada ves que le sucedía alguna de las extrañas situaciones, que solían sucederle, se limpio el barro del rostro mientras, veía correr a la anciana mujer, que solo hacia veinte segundos le preguntara la hora y le arrojase a la cara una bolsa llena fango.
Era lógico pensar que era inverosímil que una cosa como esta le sucediera a una persona normal, común y corriente como el lo era, pera la verdad su vida estaba extrañamente llena de sucesos insólitos y extravagantes, encuentros sorpresivos, lugares descocidos, aventuras salidas de la nada y un sin fin de raros acontecimientos que nunca logra entender a que se debían.
Manuel acelero el paso, cruzo la transitada calle esquivando un jinete que surgió de repente, casi tropieza con el andén, término trastabillando casi al punto de caer encima de una bella mujer que escribía en un viejo libro, mientras tomaba un café en la tienda en la que Manuel planeaba entrar a enjuagarse el rostro.
Ella lo miro y se quedo boquiabierta, sorprendida le toco el rostro y le olio el cabello; Manuel acostumbrado a lo mas inesperado simplemente le sonrió y se sentó a su lado, luego de escuchar la invitación de ella.
Manuel? le pregunto ella
Si, como lo sabe.respondió Manuel
Temblorosa la chica le enseña el cuaderno en el cual ella escribía su primera novela…
Manuel leyó las últimas líneas escritas a mano con una letra temblorosa: término trastabillando casi al punto de caer encima de una bella mujer que escribía en un viejo libro.
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