Dibujo atardeceres en el frágil respirar de un oceano. Me traspapelo en la canción ausente del silencio. Me cantan mis muertes.
Me miro a través de tus vidrios, me imagino. Cómo seré, cómo soy, cómo me comen, cómo me aman, cómo me miran.
Los sueños seducidos de fuego, entregados al candor de la nada, de un secreto que guardo en mi bolsillo.
Y tu petreo lenguaje derramado en el cielo, lloviendo vocablos de un ciego espectáculo.
No tengo nada mas que todo lo que no tengo. Falto de ojos, reclamo fragancias. Me escondo tras los párpados de un respiro en la noche.
Me duermo en las manos de una pintura . Entrego mi perversión blanco y negro, a los fantasmas de un cuento. A los personajes nefastos de tu absurda mentira.