Rutinariamente, me despertó a los gritos, queriéndome asustar. No sé bien que me dijo esa vez, pero pude entender que era más de lo mismo, y que si dejaba libres a los resortes de mi imaginación, era aún peor.
Fue justo ese día y momento, cuando entre en crisis. Tenía por un lado, mi esencia rebelde y artesanal, que me reclamaba a gritos la libertad y obligaba a terminar con esa horrible esclavitud.
Por el otro, tenía a mi lado coherente, el que me caracterizaba, el cual me hacía reflexionar sobre las consecuencias de mis actos, una especie de "que pasaría si yo...".
Pero ÉL seguía gritándome sin parar y cada vez era más fuerte.
La batalla fue tan espectacular como confusa. Tenía dos tentadoras posibilidades: o me dejaba guiar por mi ejército de soldados rebeldes e izar juntos la bandera de independencia, o sin arriesgar nada, seguía con la rutina, el siempreigual.
Mi cabeza explotaba. Una idea saltó y se desparramó en el techo, cayó por la pared hasta el respaldo del sillón y evidenció mi decisión.
Silencio.
Me miró fijo, recorrió mi cara casi perforándomela y siguió con lo suyo. Él pensó que no me atrevería (al igual que yo), que ilusos fuimos...
Así fue, que exitosamente tomé el control, presioné el botón rojo y el televisor se apagó para siempre.
Creo que fue el miedo el que me hizo valiente... sí, fue el miedo el que...
|